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Andamios

Por Enrique Arrieta Silva

Instantáneas durangueñas

n Primero es comer que ser cristiano. Esta expresión era muy usada por los padres de familia del siglo XX, para significar que lo primero es lo primero, y que lo primero es comer y después vestir; es decir, primero es la chuleta y después estrenar una camisa, un pantalón, una chamarra o unos zapatos. Palabras sabias en verdad.

¿Cuántos no hay, que obrando en contra del orden lógico de las cosas, prefieren estrenar un traje, aunque anden con el estómago vacío y pegado al espinazo?

n El gallo que se comió una tonelada de maíz. En todos los pueblos, existe un mentiroso agradable, que la gente aun a sabiendas de que cuenta puras mentiras, lo busca para platicar con él, porque tiene la plática simpática y hace el rato ameno.

Tal era el caso de don Chon, habitante de un pueblo cercano a la capital del estado, quien era solicitado por jóvenes y viejos para que les hiciera el rato placentero con las mentiras que contaba.

Así, que un buen día, encontrándose un grupo de jóvenes parados en una esquina, y viendo pasar a don Chon, sumamente apresurado, le dijo uno de ellos: “a dónde va don Chon, venga cuéntenos una mentira”, a lo que contestó don Chon, sumamente compungido sin detener su camino: “ahorita no puedo, ando persiguiendo un gallo que se comió una tonelada de maíz”.

n Los velorios de Rodeo. Cuando fallece un habitante de Rodeo, los vecinos cierran la calle en donde se encontraba su domicilio, y es velado en ella por todo el barrio, costumbre que habla muy bien de una solidaridad vecinal que hace mucho se ha perdido en las grandes ciudades.

n Menú del Zalenro. En 1952, el restaurante Zalenro, de don Victoriano Alonso, ubicado en la calle Juárez 203 sur, frente a la nave oriental de Catedral, con teléfono 2315, ofrecía como entrada sopa de crema de espárragos o consomé de arlequín, como platillos fuertes Von Vu Vat a la Reina o filete de pescado miniere, mole poblano y frijoles refritos o filete de res a la Villa Elena o pollito a la Marengo, y como postre Niño envuelto o Demi Tass, y todo ello por siete pesos, que costaba el cubierto.

n El Copacabana. En los años 50, el único club nocturno, en el que se podía tomar una copa y disfrutar una variedad más o menos buena era el Copacabana que se encontraba en 5 de Febrero 506 oriente, muy cerca del Jardín San Antonio. Amenizaba el baile de hermosas danzarinas, el Conjunto Tropical Copacabana con su vocalista Ramiro Ocaranza.

Allí se presentó el primer travesti que visitó Durango, con el nombre profesional de Shalimar, que entusiasmó a los caballeros que ya en copas aceptaron los besos del travesti, para después de descubierto el truco, hacer gárgaras de licor puro.

n Cadáveres ahogados. Por el 8 de diciembre de 1898, algunos sepulcros del Panteón de Oriente quedaron anegados y fue preciso sacar varios cadáveres de los sepulcros inundados.

n Construcción del Hotel Richelieu. Este hotel que fue el centro de reunión de la elite durangueña de principios del siglo XX, en el que por cierto los hacendados se reunieron para festejar la muerte de Madero, se empezó a construir por el mes de diciembre de 1898, siendo necesario para dar principio a la construcción, demoler el portal conocido con el nombre de “Los diamantes”.

n Bigornia. Con esta palabra, nuestros antepasados designaban al que era muy listo y sacaba ventaja de todo: “Fulano de tal es muy bigornia”

n Las casas de asignación. La prensa de 1952 de Durango, en la página roja, llamaba eufemísticamente casas de asignación a las casas de citas.

n Echar o cargar la viga. Las pasadas generaciones eran muy dadas a emplear este mexicanismo, para referirse al acto, de llamar a alguien fuertemente la atención: “Juan le echo la viga a Pedro”.

n El barrio de San Antonio. Este barrio tiene una importancia histórica que es hoy poco conocida y que debe tenerse presente.

En el barrio de San Antonio en donde hoy se levanta el Templo Expiatorio del Sagrado Corazón, estuvo la Casa de Moneda a donde llegaban las barras de plata y oro, para salir amonedadas en pesos de ley, que se embarcaban por el Puerto de Mazatlán rumbo a San Francisco, California, para proseguir su viaje a través del Pacífico a la China, que era el mejor mercado para nuestra plata.

En el barrio de San Antonio, existió el primer viñedo, en la huerta llamada de “Los Voladores”, que perteneció al ciudadano inglés Juan B. Ball, al que desgraciadamente la plaga acabó, muriendo después, este inglés industrioso. En el barrio de San Antonio, finalmente, estuvo también la estación de los tranvías de Durango.

n Manuel Rodríguez Prado. Fue maestro de modelado de nuestra generación juarista de 1957. Era la viva imagen de la modestia y la bondad.

Él nos enseñó con infinita paciencia, a manifestar nuestras inquietudes artísticas con la plastilina y el yeso, haciendo toda clase de figuras geométricas y humanas conforme a sus sabias enseñanzas.

Fue excelente escultor y pintor autodidacta, de lo cual nunca hizo gala, pero quien posea una de sus obras, debe saber que posee una verdadera joya.

De estatura regular, tez blanca y nariz aguileña, vestía pantalón de casimir y saco de la misma tela, a los que acompañaba con sombrero de fieltro. Por la simpatía que a todos inspiraba era conocido como Manuelito. Fue uno de nuestros maestros inolvidables.

n El Club Blanco y Negro. Por las décadas de los cincuenta y sesenta, las guapas jóvenes de clase media para arriba, de la sociedad durangueña, formaron una asociación que hizo época y que llamaron Club Blanco y Negro y que anualmente celebraba un baile que resultó clásico, con fines benéficos, además de otras actividades en las que siempre contaban con simpatías.

En la sesión del miércoles 12 de marzo de 1952, resultaron electas para el periodo 1952-53, las siguientes señoritas: presidenta Teresa Cervantes, vicepresidenta Leonor León, tesorera Inés López de Nava, pro secretaria María Elena de la Torre, reina Alicia Salas Olivas y alteza real Raquel Díaz.

n Renta de bicicletas. En los años de mitad del siglo próximo pasado, existió en la esquina de Francisco I. Madero, contraesquina de la Plazuela Baca Ortiz, una agencia de bicicletas llamada “La Nacional”, propiedad del señor Muñoz.

En esa agencia que vendía bicicletas nuevas, podía uno rentar bicicletas usadas a 50 centavos la hora.

n ¿Cuál es su gracia? En el siglo que apenas acaba de pasar, era muy común en el campo durangueño, que alguien le preguntara a uno por su gracia, a lo cual se debía de contestar el nombre y apellido, y no si uno bailaba o cantaba.

n Alimentación. Antiguamente se hablaba de almuerzo, desayuno, comida, merienda y cena. Hoy nada más de desayuno, comida y cena, y eso cuando se puede.

Escrito en: barrio, siglo, Chon,, bicicletas

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