POR CECILIA AGUILAR
EL SIGLO DE DURANGO
GÓMEZ PALACIO, DGO.- Ni se dignó a voltear. Mucho menos a bajar tan sólo diez minutos para atender a la gente que esperó con ansiedad su llegada a esta ciudad. Vicente Fox decepcionó a todos, principalmente a los campesinos, que se sintieron ignorados y rebajados a nivel de “perros”, cuando con una reata los quitaron del camino por el que sería conducido.
Más fue su indignación cuando llegaron los elementos de la Policía Ministerial, los antimotines y los del Grupo Acción Táctica (GAT), a apoyar a los del Estado Mayor, en el momento en que los ejidatarios, envalentonados, intentaron bloquear la carretera apoyados por los que se oponen a la instalación de la antena para telefonía celular a un lado de la Cruz Roja de Lerdo. Es que supieron que Fox no se bajaría a atenderlos.
El motivo de los ancianos por llevar a cabo esa acción era muy simple: pretendían detener la vagoneta gris marca Chevrolet donde iba el Presidente para entregarle, personalmente, sus pliegos petitorios y saludarlo.
Para antes de las cuatro de la tarde y bajo el sol quemante, la gente con mantas en mano esperaba detrás de una barrera su llegada. Mientras tanto, vecinos de la colonia Miguel de la Madrid y puntos circunvecinos llegaban al lugar movidos por la curiosidad por ver al “bigotón”.
Al transcurrir el tiempo, a propios y extraños llamó la atención el movimiento presente en esa área. Los de la Sección 16 de Sindicato del IMSS estaban ahí, los de San Juan de Guadalupe que quieren la Presa El Tigre, la gente de Bermejillo que desea un hospital en su localidad y los particulares que pedían determinado apoyo.
La extrema vigilancia, los hombres que se movían de un lado a otro con celular y radio en mano. También causó expectación. Luego, la gente empezó a percatarse de que entre ellos, sigilosamente, se paseaban los elementos del Estado Mayor vestidos de civiles.
Así fue que supieron que los campesinos que reclamaban que les fuera devuelta la despepitadora “El Cairo”, apoyados por los de la antena de Lerdo, comandados por el Partido del Trabajo de esa ciudad, planeaban parar la unidad en la que era trasladado el Presidente.
También fue la forma en que descubrieron que Gustavo Guerrero Rodríguez, de Convergencia del Nuevo Campo a la Ciudad A.C., intentaría cortarse su cabeza en una guillotina que transportó en su vieja camioneta para llamar la atención del Mandatario.
La aspiración hasta cierto punto tuvo efecto, pues un representante del Presidente recogió su pliego petitorio, como sucedió con el resto de los demás, porque Fox entró y salió del lugar “como alma que lleva el diablo”, según uno de los ejidatarios ahí presentes.
Cuando con una reata amarilla los ancianitos fueron empujados hacia el bordo de la carretera por los del Estado Mayor, sorpresivamente llegaron los elementos de las diferentes corporaciones policiacas de Lerdo y este municipio. Aunque la violencia no imperó, su sola presencia intimidó e indignó a los campesinos, quienes empezaron a vociferar contra el Mandatario.
“¿Para qué viniste, pues, Fox?”, “Ahora no nos quieres ver, cómo cuando pediste nuestro voto sí”, “Vete de aquí con tu bola de chilangos”, fueron algunos de los reclamos que a viva voz se dejaron escuchar.
Cuando a toda prisa partió la vagoneta gris del Presidente, Juan Antonio Castro Guerra. del ejido Arcinas, Durango, dijo: “este Presidente es un burro, sólo vino a darse un baño de pueblo, pues si hubiera sido otro, nada le hubiera costado bajarse y saludar a la gente aunque sea diez minutos”.
Bertha Méndez, oriunda del mismo ejido, enojada, expuso: “es mentira todo lo que habla en la tele, que está con los campesinos, pues no es cierto y él, como todos sus antecesores, ha olvidado que gracias al voto del ejidatario ha conseguido ese puesto”.
Para Gonzala Méndez, Fox no tiene educación, “aquí se notó, pues fuimos tratados al igual que perros cuando sus ‘guaruras’ nos empujaron con esos mecates... nadie merece ese trato...”.