PAU GRANDE, BRASIL.- El sueco Ulf Lindberg manifestó su “furia” al encontrar en completo abandono la tumba de su padre, Manoel Francisco dos Santos, “Garrincha”, el mejor delantero diestro de todos los tiempos en Brasil: “estoy muy conmocionado y mi sentimiento es de furia al ver que aquí no hay nada. No sé cómo han olvidado a un jugador que dio tanto a Brasil”, dijo Lindberg con voz entrecortada, tras su visita al cementerio del municipio Raíz da Serra, donde yacen los restos del célebre futbolista.
“Garrincha” murió pobre y a consecuencia de una cirrosis el 20 de enero de 1983, y fue sepultado en la ciudad vecina a su natal Pau Grande, a 60 kilómetros de Río de Janeiro. Ulf, de 43 años, el único hijo varón vivo de “Garrincha”, llegó el lunes por primera vez a Brasil para seguir los pasos de su padre, a quien no conoció pero con quien intercambió algunas cartas. “Ésta es la parte más difícil de mi visita”, dijo Ulf al lado de su hijo Martin, de 16 años, quien le acompaña en el viaje junto con un equipo sueco que prepara un documental sobre la vida del también llamado “ángel de las piernas torcidas”.
La urna de granito renegrida y deteriorada por el tiempo que cubre la sepultura de “Garrincha” es una más en un camposanto humilde tomado por mosquitos y desierto de visitantes. “Aquí descansa en paz aquél que fue la alegría del pueblo”, dice pomposamente una discretísima placa de piedra del principal ídolo del club Botafogo, quien nació el 28 de octubre de 1933.
Moreno, de 1.72 metros de estatura y definido como una copia viva por todos los que conocieron en vida a “Garrincha”, Ulf es fruto de una de las muchas aventuras amorosas que tuvo en su agitada vida Manoel Francisco dos Santos. Ésa fue durante una excursión del Botafogo por Suecia en mayo de 1959.
Deteriorado
recuerdo del héroe
El hijo sueco de “Garrincha” dijo que no esperaba encontrar una tumba tan paupérrima:
“Es un espacio muy pobre para un héroe”, lamentó mientras trababa una lucha desesperada contra los mosquitos y el inclemente calor húmedo de este olvidado poblado localizado en la región serrana del estado de Río de Janeiro. Ulf Lindberg y su hijo Martin dejaron un ramo de rosas rojas y una cinta conmemorativa sobre la tumba en la que aún reposaban restos de flores secas de alguna lejana visita.
La romería de suecos al cementerio sucedió a las alegres visitas que los mismos hicieron entre martes y viernes a la Playa de Copacabana, el cerro del Pan de Azúcar, el estadio Maracaná y la sede del Botafogo. El desplazamiento desde Río de Janeiro a Pau Grande de Ulf, Martin y sus acompañantes también tenía el propósito de conocer a ocho de las diez hijas de “Garrincha” que aún viven.
Las brasileñas Marcia y Rosángela recibieron a su hermano sueco el lunes pasado en el aeropuerto de Río de Janeiro. El gran encuentro familiar finalmente se produjo en el estadio “Mané Garrincha”, de Pau Grande, donde decenas de niños recibieron a los suecos con gritos de reverencia al ex jugador que se consagró campeón con Brasil en los mundiales de Suecia’58 y Chile’62.