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NUEVA YORK, EU.- Universal, la disquera más grande del mundo, pagará 12 millones de dólares tras reconocer que empleados suyos dieron regalos a emisoras de radio para promocionar canciones de sus artistas, práctica ilegal conocida como “payola”.
El acuerdo extrajudicial fue anunciado por el fiscal general del estado de Nueva York, Eliot Spitzer, según el cual si bien la compañía no se declara culpable sí reconoce que “varios empleados y promotores actuando en nombre de la empresa” cometieron este delito. Los 12 millones de dólares irán a parar a organizaciones de beneficencia. Universal, filial del grupo francés Vivendi, también deberá pagar 100 mil dólares en conceptos judiciales, además de garantizar que pondrá fin a esta práctica.
Entre los regalos ofrecidos por la compañía a responsables de radioemisoras, a cambio de pinchar las canciones de sus artistas, hubo habitaciones de hotel gratis en Miami y Nueva York, paquetes de vacaciones y aparatos electrónicos.
Para sustentar sus acusaciones, la fiscalía usó, entre otras pruebas, correos electrónicos enviados por ejecutivos de Universal en los que se pedía comprar más tiempo en las emisoras.
BENEFICIADOS
Algunos de los artistas beneficiados fueron Lindsay Lohan, Ashlee Simpson o Nick Lachey. “Universal ha dado de forma ilegal a emisoras de radio beneficios económicos para impulsar la posición de sus canciones en las listas de más escuchadas”, señaló Spitzer en el texto del acuerdo.
El fiscal general del estado lanzó en 2004 una investigación a nivel nacional sobre esta conducta, también conocida como “pay for play” (pagar por tocar), prohibida en Estados Unidos desde 1960.
La primera gran disquera en reconocer que hizo lo mismo fue Sony BMG, que en julio de 2005 acordó pagar diez millones de dólares. En noviembre de ese mismo año, Warner Music anunció el pago de cinco millones de dólares para zanjar un juicio similar.
Las disqueras tienen prohibido, bajo una ley federal de 1960 decretada después de un escándalo similar que estalló en los años 50 y 60, dar incentivos económicos a las estaciones de radio, algunas de las cuales ya han sido denunciadas por Spitzer.
La británica EMI también está siendo investigada por la fiscalía del estado de Nueva York.