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Deportes

Un forjador de leyendas...

Por Gaspar Fernández García

Vitalidad y versatilidad son las características principales de Víctor Torres “Musculín”, uno de los entrenadores más prolíficos de Durango, que llenó las vitrinas estatales de trofeos en varias disciplinas deportivas.

En su currículum cuenta con interminable cauda de campeones nacionales tanto en lucha, gimnasia y frontenis, entre otras disciplinas.

Su carrera fue encumbrada por participar como entrenador de índole internacional, especialmente en la lucha, disciplina que lo llevó a ser uno de los pocos entrenadores duranguenses que han logrado llevar a sus pupilos a la máxima justa deportiva internacional: los Juegos Olímpicos.

Raúl López Zaldívar, ex director del Instituto Estatal del Deporte e instructor de voleibolistas, su contemporáneo lo reconoce como su instructor e iniciador en las competencias atléticas.

Mario Blanco Ibarra, fisiconstructivista también lo ve como un forjador de atletas.

En tanto Manuel Loera “Pelón”, reconoce a Víctor Torres “Musculín” como su maestro en el complicado mundo de la lucha, en sus distintas especialidades: grecorromana y olímpica.

Manuel Loera señala que no es posible que con tan gran cartel tanto a nivel estatal, como nacional, no se le haya hecho un reconocimiento a su fructífera carrera.

olvidado en su tierra

Víctor Torres “Musculín” tenía una gran afinidad con el general José de Jesús Clark Flores, de quien dijo es un duranguense al cual nunca se le han reconocido en su tierra sus méritos.

“Musculín” señala que Jesús Clark Flores fue el artífice que logró la sede para México de las Olimpiadas de 1968.

Aclara que el general era a principios de la década de los 60 el presidente del Comité Olímpico Mexicano, y tenía como segundo de a bordo a Mario Vázquez Raña.

Dice “Musculín” que el general con orgullo respondía cuando le preguntaban que si era de Durango, corregía y señalaba: “no, soy de la Ferrería –municipio de Durango-”.

Con honda influencia en Tijuana y sus alrededores, cuando le preguntaban que si era de Baja California, el general respondía: “no, Baja California es mía”.

“Musculín” retoma el camino y señala que al conseguir México la sede olímpica recibe un encargo de Clark Flores: enviarle a los mejores deportistas duranguenses para participar en la justa de 1968.

Le pidió seleccionar a los mejores duranguenses para entrenarlos desde 1963 hasta el momento de la justa olímpica.

A partir de ese momento se multiplicaron los viajes a la capital del país con el oriundo de la Ferrería y con quien tenía derecho de picaporte.

Víctor Torres recuerda que el general Clark Flores pidió al entonces general de la Décima Zona militar, con base en Durango, Federico Amaya Rodríguez, que apoyara la labor de Víctor Torres para llevar a cabo su encomienda de colocar a duranguenses en la justa de 1968.

En el ‘63 Víctor Torres “Musculín” fungía como asesor técnico del Servicio Militar Nacional y participaba en los trabajos de los Juegos de la Revolución Mexicana, antecedente de lo que hoy es la Olimpiada Nacional

Instruía a los conscriptos en la disciplina de tiro con mosquetón, rifle reglamentario calibre 7.62 mm. Además “Musculín” enseñaba frontenis, y años más tarde dos pupilos suyos lograran por primera vez lo más alto del podio a nivel nacional en el deporte de las tres paredes.

Por aquel tiempo había colchones para practicar la lucha en el Instituto Juárez, antecedente de la Universidad Juárez del Estado de Durango, y ahí practicaba Carlos “Gorila” Ramos, en lo que antes era el complejo Ariel, polideportivo en lo que hoy es la facultad de derecho y que contaba con alberca, gimnasio, canchas de tenis y de frontón.

Pronto se unió “El Pimpo” Nevárez, quien estaba en la Ciudad de México. Fue cuestión de tiempo para que se acercaran practicantes que pronto alcanzaron un gran nivel que eventualmente llevó a varios a la capital del país al Centro Deportivo Olímpico Mexicano (CDOM).

Entre ellos estaban Ponciano Contreras, Miguel Ángel “Toro” Campos, Manuel Álvarez y Tránsito Ramírez, entre otros, teniendo como centro de entrenamiento el Instituto Juárez, con cuyo director -Miguel Ángel Rodríguez Solórzano-, Víctor Torres tenía una sólida amistad y permitía que entrenaran los pupilos del “Musculín” en las instalaciones del Ariel.

A la par, vino de Chihuahua un maestro de artes dramáticas, Fernando Terrazas, quien también era gustoso del esgrima, formándose un grupo de practicantes, del que “Musculín” se quedó encargado.

El esgrima si bien tenía aceptación requería de armas que eran de manufactura europea, al dañarse hubo que mandarlas pedir al Viejo Continente, junto con caretas y petos. Tardaron tiempo, pero llegaron, pero luego de un tiempo los implementos se averiaron y la disciplina entró en desuso, a pesar del incipiente gusto.

Profesor de patio

En aquellos días Víctor Torres trabajaba con “El Viejo” Luis Gándara Soto, desempeñándose como profesor de patio, lo que hoy se conoce como maestro de Educación Física.

En 1964 a Víctor Torres le hablaron del Instituto Mexicano del Seguro Social, informándole que había cuatro horas disponibles en el Centro de Seguridad Social y el delegado Ramón Ortiz Serrato sumó al “Musculín” a su cuerpo de instructores.

A la par, Víctor Torres se desempeñaba como profesor de patio en la escuela 11 Lorenzo Rojas.

En el Centro de Seguridad Social como es conocido ahora, estuvo a las órdenes de Ulises Nevárez Vargas. Eventualmente Víctor Torres renunció al departamento de Educación Física, donde antes se realizaban campeonatos de voleibol y basquetbol durante las tardes en el Auditorio del Pueblo, por lo que el horario chocaba con su actividad en el Centro de Seguridad Social del IMSS.

Con el paso del tiempo, Víctor Torres trasladó la lucha del Instituto Juárez al Centro de Seguridad Social, donde Ulises Nevárez Vargas aceptó que Víctor instruyera a sus pupilos, pero fuera de su horario de trabajo, por lo que las llaves y contrallaves empezaban a ser pulidas a partir de las 20:00 horas, extendiéndose el entrenamiento hasta la medianoche.

Hasta ahí recibió la visita de Federico Amaya Rodríguez, general gustoso del deporte quien observó como entrenaban los pupilos del “Musculín” en el mezanine del Centro de Seguridad Social, ahí le dijo a Víctor Torres que presupuestara los colchones.

Roce internacional

Era común que equipos europeos vinieran a México a aclimatarse esencialmente a la altura de la Ciudad de México y con frecuencia el general Amaya invitaba a los duranguenses a que acudieran a la capital del país a entrenarse con los competidores de Turquía –potencia en la lucha, junto con Bulgaria y países del bloque soviético que también visitaron con regularidad a México-.

Ahí hizo mancuerna con Raúl Romero Quezada, un luchador duranguense profesional que pocos saben fue el instructor de Rodolfo Guzmán Huerta “El Santo” y su hermano Jimmy.

Quezada y Víctor Torres entrenaban a los nacionales en el club israelita.

Pronto Jesús Clark Flores los puso en contacto con Pedro Ramírez Vázquez, arquitecto del estadio Azteca y de la infraestructura de la Olimpiada México 1968, además de director general de los Juegos Olímpicos.

Ramírez Vázquez les pidió se dirigieran con el presidente de la Federación de Lucha, el coronel de corbeta Víctor Fraugier Córdoba, quien los designó como coordinadores de entrevistas de prensa y televisión en la Olimpiada.

A la par a sus entrenados arácnidos “Musculín” les exigía disciplina, un mes antes de cada competencia, nada de alcohol.

Pupilos con garra

Víctor Torres se siente afortunado al haber entrenado a deportistas de todos los estratos sociales, aunque reconoce que en la lucha únicamente los de escasos recursos le aguantaron el paso.

Entre ellos tuvo a peluqueros, albañiles y carpinteros, entre otros oficios.

Dentro de su grupo de luchadores, tres tuvieron la oportunidad de permanecer en el CDOM: Ponciano Contreras, Miguel Ángel “Toro” Campos y Ernesto García “El Mezclas”.

A la par del entrenamiento, los duranguenses empezaron a trabar amistad con deportistas de alto rendimiento, pero buenos para la parranda, como Rubén “Púas” Olivares y el “Famoso” Gómez.

La indisciplina empezó a hacer mella en los duranguenses, “El Mezclas” abandonó el CDOM para irse a la construcción del estadio Azteca, mientras Miguel Ángel “Toro” Campos fue expulsado del complejo por rociar un extinguidor en el área femenil, sólo Ponciano Contreras aguantó la disciplina del lugar.

De igual manera Víctor Torres buscó traer a Durango gente de experiencia en gimnasia, llegó hasta Puebla a buscar a Manuel Contado, quien trabajaba en la penitenciaria, trayéndose a las hermanas Hilda y Elsa Amézaga quienes vinieron a reconocer el talento de las gimnastas duranguenses como Liliana Corral de la Peña, quien fue campeona nacional de Manos Libres y Barras Asimétricas, y Lucía Rodríguez, monarca nacional en el Salto del Potro.

En México, Víctor Torres fue designado como agregado de prensa, encargado de facilitar el trabajo periodístico de la prensa internacional.

Señala que una de las empresas más difíciles fue concertar y efectuar una entrevista con el abanderado mongol, teniendo que echar mano de cinco intérpretes para trasladar las respuestas del asiático al idioma de Miguel de Cervantes.

Víctor Torres Díaz comentó que Fraugier colocó como narrador de lucha a Wolf Rubinski, quien a su ver contaminó las modalidades de competenica con la lucha libre, deseando quitar a Wolf para reseñar él las incidencias de la contienda.

Finalmente llegó el tiempo de competencia y Ponciano Contreras logró el octavo lugar mundial en la modalidad grecorromana.

Hace un recuento y señala que Ponciano Contreras tras la Olimpiada fue contratado por la Universidad de Oregon para subir el nivel de sus luchadores. Posteriormente se trasladó a Boston donde contrajo nupcias con una argentina, dueña de una cadena de supermercados. Señala que Ponciano venía con regularidad a Durango, hasta que la muerte lo sorprendió en Estados Unidos.

“Musculín” volvió a Durango donde fue dejando de lado la lucha al perderse interés, enfocándose en la gimnasia.

No volvió a la lucha hasta en 1977 cuando fue llamado por la federación para aportar sus conocimientos en el Panamericano de Lucha.

Difícil de atarlo, Víctor Torres tiene en su palmarés como entrenador el haber guiado a dos frontenistas duranguenses a conquistar por primera vez un campeonato nacional, esto en 1961.

Además inició con un club de atletismo del IMSS, donde organizó con regularidad carreras. Entre sus entrenadas se cuenta a la Olga Ávalos, campeona nacional y quien conquistó los Juegos Panamericanos celebrados en Cuba, a mediados de la década de los 80.

Al respecto señala que pidió al titular del Instituto Estatal del Deporte, Sergio Castañeda que incluyera a la corredora en el Salón de la Fama del IED, cuya petición fue rechazada debido a que tiene ahora la nacionalidad norteamericana, olvidando éste que los logros como atleta los hizo Olga defendiendo los colores de México y Durango.

Otra de las peculiaridades de Víctor Torres es haber iniciado en Durango el triatlón. Dice que él como deportista siempre fue de la raza de bronce, ocupando el tercer lugar con frecuencia, y señala que el triatlón lo empezó a practicar a la edad de 55 años.

Amante de la actividad física, Víctor Torres “Musculín” todavía gusta de levantar pesas a sus más de 70 años, sin embargo dice que no puede hacer esfuerzo alguno en la zona abdominal al ser intervenido quirúrgicamente, quedando una válvula que interesa esa región de su cuerpo.

Ficha técnica

Nombre completo: Víctor Torres Díaz

Lugar de nacimiento: Durango, Dgo.

Fecha de nacimiento: 9 de octubre de 1931

Deportes practicados: Natación, esgrima, gimnasia, lucha, atletismo

Sus maestros

Luis Gándara Soto, Educación Física

Gabriel Cherebetiu, acondicionamiento físico

Vasil Ludakanov, gimnasia olímpica

Husein Helimi Erkmen, lucha olímpica

Nelson Vargas Basáñez, natación

Fernando Terrazas, esgrima

Campeonatos nacionales

1959.- Frontón a mano con pelota de cuero de 93 años por

parejas e individuales: Renato Almonte y Luis Hernández

1961.- Tiro al blanco por equipos: Guerra, Valderrama Alcalde

y Chávez

Frontenis por parejas: Alejandro Zaragoza y Fernando Mier

Lucha: campeones juveniles, Segunda Fuerza, Primera Fuerza

e internacionales: Candelario Victorino, Esteban Padilla, Antonio Rivera, Manuel Nevárez, Luis Torres Cerros, Luis Arce, Aurelio Guerrero, Miguel Ángel Campos, Ponciano Contreras, Manuel Álvarez, entre otros.

Preolímpicos: Ernesto García, Miguel Ángel Campos, Ponciano Contreras.

Olímpico: Ponciano Contreras

Década de los 70

Gimnasia Olímpica

Lucía Rodríguez, salto de potro

Liliana Corral de la Peña, barras asimétricas, manos libres

Década de los 80

Natación

Arturo Rodríguez, pecho

Norma Patricia Domínguez

Atletismo

Olga Ávalos Tesillos

Escrito en: Torres, Víctor, “Musculín”, quien

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