El intenso frío se dejó sentir el día en que Jorge Marín Mora y Norma Torres Graciano enlazaron sus vidas y recibieron el sacramento del Matrimonio, pero eso no fue ningún impedimento para que familiares y amigos se dieran cita al acontecimiento.
En esa ocasión el presbítero Gerardo Warnholtz Bustillos les dio la bienvenida a la casa de Dios, teniendo como sede el Templo de San Pedro y San Pablo y a la entrada del recinto los felicitó por haber decidido amarse y anunciarlo ante decenas de testigos.
Así el novio acompañado de sus papás, Jorge Marín Reyes y Elisa Mora de Marín, recorrieron el camino que los conduciría al altar, para entonces esperar a la contrayente, quien fue cortejada por sus papás Julio Torres Valdez y Rosario Graciano de Torres.
El misionero del Espíritu Santo en su homilía realizó algunas interpretaciones del Evangelio y las aterrizó para con los novios, a quienes conoce desde hace algunos años, por ello su mensaje fue particularmente emotivo.
El momento esperado llegó y el intercambio de promesas se realizó ante la sonrisa y el nervio de Jorge y Norma, para después entregarse los anillos y las arras. Más tarde les colocaron el lazo como símbolo de unión perfecta ante la iluminación de las velas que llevaron los padrinos.
Al culminar la celebración eucarística los esposos recibieron el aplauso de los asistentes y aprovecharon para abrazarlos y desearles lo mejor en su vida marital.
Para celebrar la boda se llevó a cabo una recepción en un salón de arquitectura colonial, donde los novios arribaron y abrieron la pista al bailar su vals, mientras era servido un exquisito menú de corte mexicano.
La fiesta perduró hasta las primeras horas del día siguiente en medio de un ambiente de alegría y bienaventuranzas para la joven pareja de recién casados.