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Alcoholismo, perversa enfermedad del alma

Hay borrachos capaces de albergar en sus mentes la obsesión de beber hasta las gradas de la locura y la muerte.

Héctor Hernández

La muerte sorprendió a Pablo silenciosamente cuando dormía bajo los efectos del consumo excesivo de alcohol; por este motivo, más de 13 mil personas mueren al año, 3 por ciento del total de defunciones en el país; además, el alcohol es la puerta de entrada de otras drogas, violencia, miseria y muerte.

El alcoholismo es una enfermedad, de acuerdo con el dictamen de 1953 de la Organización Mundial de la Salud, y contribuyó con la mitad de los casos de la enfermedad del hígado, según estadísticas del Programa Nacional de Salud.

Testimonio.

Pablo, de 39 años de edad, vecino de Bermejillo, municipio de Mapimí, Durango, murió en la soledad, “única compañera del alcohólico”. Como esta persona hay cientos de víctimas de la perversa enfermedad del alma; algunos fallecen a temprana edad por cirrosis; otros, en accidentes y violencia.

Es cierto: algunos consideran al alcohol en sus diversas presentaciones como el elíxir de los dioses y otros la escuela del dolor. Para muchas personas, representa un poco de desinhibición, pero en otros es la muerte. Así, entre el placer y el abatimiento se encuentra la bebida espirituosa.

Los padres de Pablo lo encontraron sin vida; fue doloroso como lo es el viacrucis de todo bebedor problema o crónico. Incluso, hay esposas que mejor prefieren la muerte de su pareja que seguir viviendo el infiero del alcoholismo.

Dominio.

“Las personas al convertirnos en vasallos del ‘rey alcohol’, en habitantes de su insano dominio, la fría bruma que es la soledad, se asienta sobre nosotros los alcohólicos ennegreciéndose cada vez más. Algunos buscamos lugares sórdidos, esperando encontrar compañía comprensiva y aprobación. Momentáneamente la encontrábamos, luego venía el olvido, y el terror despertaba para enfrentarnos a los espantosos cuatro jinetes: terror, aturdimiento, frustración y desesperación. ¡Los infelices bebedores que lean estos párrafos comprenderán!”, reza un alcohólico recuperado.

Especialistas de la Dirección de Epidemiología de la Secretaría de Salud afirman que al detectar daños en el hígado, es fundamental dejar de ingerir bebidas alcohólicas. Pero para los borrachos no existe poder humano que los haga cambiar de actitud. Pablo es solamente un ejemplo de miles de seres que albergan en sus mentes la obsesión de beber hasta las mismas gradas de la locura y la muerte.

Pandemia.

Tras practicarle la autopsia de ley a Pablo, el médico legista determinó que la causa de la muerte fue un sangrado en el tubo digestivo, derivado de una cirrosis hepática. No pudo o no quiso dejar de beber.

En el mundo de los bebedores hay seres desdichados que ya no tienen capacidad para darse por enterados de su difícil situación. No hay que culparlos. Al parecer, nacieron así, versa un miembro de la agrupación de Alcohólicos Anónimos, en cuyo lugar basta el deseo, la buena voluntad y perseverancia para alcanzar la meta anhelada: ser un hombre o mujer útil y feliz.

Aumento.

Tan sólo el grupo de varones de 12 a 17 años de edad pasó de 27 por ciento a 35 por ciento de consumo entre los años de 1998 a 2002, mientras que el grupo de mujeres consumidoras se elevó de un 18 a un 25 por ciento en el mismo periodo.

Por otra parte, la Secretaría de Salud informó que el 70 por ciento de las muertes que ocurren en accidentes se atribuye a los altos niveles de dependencia al alcohol existentes en la población en general, de lo cual se deriva que el 23 por ciento de los decesos en jóvenes entre los 15 y 24 años de edad son provocadas por accidentes en los que participan conductores ebrios.

En fin esta semana la familia de Pablo fue una más de las víctimas del alcoholismo, dirían algunos –de enfermedad natural- pero la cruda realidad es que es parte de una larga lista de decesos de una epidemia que ha matado tantos seres como las dos guerras mundiales juntas: el alcoholismo.

Campaña para formar conciencia

La psiquiatra Martha Palencia Núñez, directora del Instituto de Salud Mental del Estado de Durango, señaló que la adicción al alcohol y otras drogas va de la mano con la violencia, la depresión y el suicidio. A la fecha se han registrado 72 autoinmolaciones.

Destacó que diciembre prácticamente se convierte en la borrachera nacional; por ese motivo, el instituto que representa iniciará el lunes la campaña “Cuida tu bebida”, con el objetivo de hacer conciencia en hombres y mujeres para evitar ser víctima de la enfermedad y sus consecuencias morales, espirituales y físicas. Incluso, las jovencitas deben cuidarse ante la amenaza de violadores que en los antros invitan una copa cargada con alguna pastilla para luego abusar de ellas.

Escrito en: Hector Hernandez enfermedad, alcohol, Pablo, seres

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