La Criminología es una ciencia sintética, causal, explicativa, natural y cultural que estudia las conductas antisociales. Como tal, esta ciencia joven y poco explorada, al menos en nuestro medio, puede servir como útil herramienta de trabajo para que los poderes formales que tienen qué ver con legislación en materia penal y familiar; seguridad pública, procuración y administración de justicia, ejecución de penas, tratamiento de la violencia de género, así como violencia intrafamiliar, menores infractores y prevención primaria del delito, puedan realizar un trabajo eficiente y eficaz en las encomiendas que tienen a su cargo, que signifiquen el alivio a las enfermedades que en torno a la pandemia del crimen padece la sociedad.
Porque ahora más que nunca, no sólo es preciso, sino indispensable, enfrentar con vigor, lucidez y severidad los embates del crimen organizado, que han venido a sumarse a la delincuencia tradicional para agravio de una sociedad agobiada por las conductas antisociales y por la impotencia para prevenirlas, combatirlas y reducirlas. En la historia de la humanidad, el crimen ha acompañado al hombre desde el génesis; tenemos el ejemplo que refiere la Biblia del asesinato de Abel a manos de su hermano Caín. Puede decirse que desde aquellas épocas, ha sido preocupación del hombre, primero, explicarse el porqué de la conducta criminal o antisocial y segundo, qué hacer para evitar que esas conductas se produzcan. Cito a Luís Rodríguez Manzanera, criminólogo mexicano; para orgullo nuestro, duranguense:… “en mucho, la historia de la humanidad es la historia del crimen, pues la historia en gran parte, es el relato de robos, homicidios, intrigas, invasiones, parricidios, violaciones, principalmente del crimen de crímenes: la guerra.” Para comprender mayormente el papel de la criminología en el tema de las conductas antisociales, es preciso señalar, que esta ciencia en un principio nace como una Antropología Criminal, su creación implica la gran curiosidad científica por conocer y resolver el problema de los hechos antisociales.
En este contexto, en la tarea para encontrar la solución al problema criminal intervienen profesionales de las más diversas ciencias. No es exacto que la criminología sea una ciencia en la que intervienen sólo juristas, al contrario, en ocasiones son los que menos intervienen, en ello podemos decir con toda certeza, que tenemos médicos, sociólogos, psicólogos, trabajadores sociales, psiquiatras, bueno, a veces hasta políticos y especialistas en estadísticas. Jack Young, criminólogo de nuevo cuño, nos dice que “Son dos las imágenes del criminal que han prevalecido en los últimos cien años: el actor o imputable que, movido por su libre albedrío, comete actos delictivos, y el autómata, como la persona que ha perdido el control sobre sus actos y se ve compelida a delinquir por fuerzas ya sean externas o internas”. Lo que significa, que existen dos tipos de delincuentes, el que actúa con pleno conocimiento y raciocinio, de que la conducta que va a desplegar es dañina por necesidad y con ella va a perjudicar a alguien sin importarle el perjuicio que cause. El otro, es el que, ya sin una noción de lo censurable, actúa casi automáticamente, movido por causas que se conocen como “endógenas” o “exógenas”, correspondiendo a las primeras, las que se generan por cuestiones biológicas o condiciones orgánicas, psíquicas, propias del delincuente y se conocen como factores predisponentes. Las segundas, las generan condiciones externas ante el sujeto, es decir, vienen de afuera hacia adentro, pueden ser de carácter social, como la provocación en una riña, o de naturaleza mixta, como el alcohol o las drogas; también se conocen como factores preparantes. Todos los autores están de acuerdo en que el alcohol es el factor preparante por excelencia de una conducta antisocial. Vuelvo a citar a Rodríguez Manzanera:.. “El alcohol tiene la característica de acentuar todos los factores que llevan hacia el crimen, es decir, acrecienta los activadores, el sujeto que se ha tomado algunas copas se vuelve generalmente más alegre si tiene una predisposición a la alegría, se vuelve terriblemente más triste si tiene predisposición a la tristeza, y si es un sujeto agresivo, al cuarto alcohol ya estará deseando pelear”. Cuántos crímenes se cometen por obra del alcohol o bajo el influjo de las drogas. La sabiduría popular dice que hay tres etapas del alcoholismo, la primera, tú eres mi cuate; la segunda, tú eres mi hermano; la tercera, yo soy tu padre; y aquí es donde empieza el problema, o las etapas que señala Quiróz Cuarón sobre el alcoholismo: la del león que siempre es el todopoderoso, la del mono que es gracioso y la del cerdo en el suelo. Salud.