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Editoriales

El liderazgo y el deterioro académico actual

Alejandro Serrato Luévanos

A los padres de familia con hijos en bachillerato

A los maestros

La única finalidad de esta columna es llegar a mostrar al hombre a la luz del modelo que armoniza sus dos innegables componentes con la intencionalidad inequívoca que aparece tras esta dualidad de cuerpo y mente. Sólo un malintencionado podría acusar este intento de sectarismo religioso. Científicamente es innegable la dualidad que estoy señalando porque “científicamente” se habla de las resonancias que un plano tiene sobre el otro y viceversa. Si estoy afirmando una “intencionalidad” tras la unión de estos dos planos, es porque simple y llanamente la ciencia no deja de hablar de “intencionalidad” cuando alude a la evolución espontánea; pues cada cambio logrado, afirman, se realiza para adaptarse a la supervivencia. Y éste “para” yo no sé que sirva para algo distinto que la “intencionalidad”.

Tratando de conciliar la aparente contradicción que se da entre la autodeterminación de la persona y la necesaria actividad del líder, llegábamos, el domingo 24, a la conclusión de que el liderazgo verdadero NO violenta la libertad sino la encauza. También mostré la señal del falso líder que consiste en utilizar a los demás para medrar y enriquecerse. Esto causó contentos y enojos; ahora me obligan a enfocar el tema sobre las escuelas.

La política nació viciada y convertida en una contradicción. La idea de la política es sublime pero la praxis política parece nunca haber coincidido con la idea. Es indudable que la causa de esta separación entre idea y praxis políticas es la ambición que domina al hombre. Aun así, pese a lo aparentemente imposible de conjugar idea y praxis sigue siendo necesaria la gestión social que llamamos ahora “política”.

La realidad política se remonta al hombre mismo; pero su nombre se originó en Grecia. El adjetivo polís, polé, polí significa ‘’mucho’’, y los poetas derivaron de este adjetivo el sustantivo pólis, póleos, que significa ciudad. El sufijo “ico, ica” es una síncopa que se derivó del adjetivo que significa “semejante, anexo, relativo a”. De manera que “política” significa “lo relativo a la metrópoli”. La administración de los conglomerados humanos requiere de una sabiduría poco común que llevaría al político a un nivel de privilegio entre los humanos. Justo ahí está el problema. Esta condición natural de la política ha servido de cebo, de trampa, para la ambición del hombre llevándolo a la corrupción. Ni siquiera el hombre que ha madurado en el ejercicio de la virtud puede superar con facilidad esta trampa, cuanto menos un muchacho. Quienes empezaron a hacer política en una escuela abrieron la caja de Pandora de la que salieron todos los males posibles.

Viendo la decadencia de los centros educativos se ha tratado de culpar a los directivos, a los maestros, al creciente deterioro que muestra la sociedad y se refleja en los jóvenes, al fantasma del desempleo que termina por sofocar el encanto de la profesionalidad, a no sé cuántas cosas más, pero nunca se ha pensado en que los jóvenes al llegar a los planteles son, prácticamente, asaltados por los que, estando en los cursos avanzados, ven en los recién llegados la materia prima que puede satisfacer sus sueños de poder, y, en ocasiones, hasta la mercancía para satisfacer intenciones ilícitas. Toman caretas de bondad para ofrecerse al servicio de los recién llegados, hostigan a los jóvenes que muestran facilidad de liderazgo para crear con ellos plataformas de control a su servicio. Presumen de un supuesto poder de gestión y de amistad con algunos maestros, para deslumbrar a las jovencitas más agraciadas convirtiéndolas, vergonzosamente, en sus cortesanas. A todos engañan y atentan contra la normatividad en el plantel induciendo a los jóvenes a un desorden placentero de suspensión de actividades académicas o de reiteradas celebraciones. Les prometen remediarles cualquier anomalía que ellos mismos les inducen a cometer en el cumplimiento de su responsabilidad como estudiantes. Les aconsejan qué materias atender y cuáles ignorar imponiéndoles así criterios que ofenden gravemente su libertad de pensamiento. Poco es todo esto, si lo comparamos con el verdadero trasfondo del problema: la dignidad de la persona, que la escuela tiene como misión exaltar, y el crecimiento del poder decisional de cada alumno se ve atrofiado en este juego indigno de la ambición de algunos aprendices desmerecidos de político corrupto.

Considero que los maestros tenemos obligación moral de frenar este tipo de ofensas sistemáticas a la persona. Considero que somos falsos al estar sugiriendo normas y actividades que luego serán impunemente saboteadas por la inmoralidad de estos principiantes de tirano. Sugiero que destapemos ante los recién llegados lo nefando de esta actividad y lo ofensivo que resulta para su dignidad humana. Sugiero que los induzcamos a valorar, suficientemente, su propio poder de juicio y selección personal; que vean con desprecio a quien los trate como mercancía. Sugiero que los jóvenes de los semestres avanzados se den cuenta que esa su actitud denigra a la especie y atenta contra la naturaleza de un plantel educativo.

Este artículo pudiera ser publicado desde la Presidencia de la República, porque su contenido halaga al verdadero político y destruye a los saqueadores. Si alguien se ofende es porque su propio juicio lo está condenando.

Alejandro Serrato Luévanos

[email protected]

Escrito en: política, jóvenes, significa, hombre

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