Nombre: Alberto Ramírez Ramírez.
Nivel de estudios: Doctorado.
Pasatiempo: viajar.
Puesto: Director del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
El entrevistado, un hombre de edad madura, no pierde el sentido del humor, aunque la seriedad con que aborda los temas en cada entrevista y la pasión con que defiende la importancia de la arquitectura de Durango pareciera que es un hombre muy duro; sin embargo, el trato frecuente ha permitido desvanecer esa imagen que ahora se torna amigable y amistosa.
1¿Cuál es el proyecto laboral que en estos momentos lo inquieta?
El Camino Real de Tierra Adentro es uno, aunque las expediciones a las ruinas de las Casas de la Cueva del Maguey es otro.
2¿El trabajo o el descanso?
Tenemos que disfrutar la vida, cada momento, el equilibrio debe imperar, no disfrutaríamos las vacaciones si es que ese lapso fuera permanente; es importante trabajar para luego disfrutar cada momento de esparcimiento.
3¿Las prioridades?
El trabajo y la familia, porque en ambas se disfrutan situaciones irremplazables; además, en ambos lugares es donde se da el crecimiento.
4Para comer, ¿un restaurante o un mercado?
Ambos. Depende de la ocasión y de los motivos de la visita; sin embargo, en los mercados puedes conocer más de la gente, de sus costumbres, su manera de vivir, las combinaciones de los platillos dicen mucho, además de que siempre te vas a encontrar grandes sorpresas –en los mercados-, pero sobre todo deliciosas sorpresas –enfatizó-.
Hay que aprovechar cuando puedes visitar estos lugares, ser abierto a conocer cosas nuevas; si no, ¿qué chiste tiene estar vivo?
5¿Las amistades deben estar siempre cerca?
Físicamente no es necesario; puedes pasar incluso años sin verte y la amistad perdura. Por eso es que no cualquiera es tu amigo; es un compromiso importante que puede alimentarse de muchas maneras.
6¿Y qué opina de la impuntualidad?
Es un hábito que no tengo; no me gusta que me hagan esperar, porque no me gusta hacer esperar.
7¿Qué es la intimidad para usted?
Es algo que se pierde continuamente… ya no puedes vivir a gusto, es decir, la gente depende de la comunicación permanente, de los teléfonos, de la televisión, de las computadoras, nuestros antepasados eran totalmente dueños de su tiempo, pero ahora no es así, yo aún me rehúso a eso, no me acostumbro, y no quiero tampoco.