Las declaraciones sobre la existencia del infierno del Papa Benedicto XVI fueron extrañas para muchos. Hoy la Iglesia Católica dice que es un lugar y que es eterno. La Iglesia Bautista y Apostólica en Durango también coinciden en que es un lugar y ambas concuerdan en que no pueden ubicar en un sitio al infierno. Muy a pesar de lo que diga la Iglesia Católica, ahí está la historia y ella no miente. Juan Pablo II dijo que el infierno no es un lugar, sino un estado mental. Ésta fue la contradicción que se encuentra hoy entre el actual líder de la Iglesia Católica y el Papa fallecido.
Lo que me sorprende no son las declaraciones de las religiones, sino el dogma de la doctrina que les dicta cada una de ellas, pues todavía se insiste en que hay un infierno y una gloria, que están después de la muerte. Una gloria y un infierno del que nadie ha regresado a explicar lo que sucede del otro lado de la orilla de la vida. La única persona que ha vuelto después de la muerte y a decir qué es lo que nos espera es Jesús. Y que yo recuerde, en lo que he leído de la Biblia y en los diferentes documentos que se pueden obtener de él, nunca señaló, intimidó o manifestó, que el que hiciera mal iría al infierno. Por el contrario, siempre habló sobre el amor. Muchas personas dicen que son los temores, el miedo y los tormentos que hay en vida el verdadero infierno. Otros piensan que de este mundo nadie se va sin pagar lo que ha hecho.
La palabra infierno viene del latín infernum, que significa inferior. Y existen tantas definiciones como religiones, y cada una de ellas dice tener la verdad absoluta. ¿Qué ironía no?
Pueden existir coincidencias entre una religión y otra, y algunas señalan que las otras viven en pecado y así sucesivamente. Finalmente, es una preocupación por algo de lo que ni siquiera estamos seguros que exista, al menos físicamente.
Incluso yendo a los orígenes de la palabra desde la Biblia, todavía se dice que hay mucha confusión y desconcierto, pues la palabra infierno se tradujo en forma sistemática del hebreo ?She?ol?, que significa la sepultura de la humanidad, donde van a parar tanto justos como injustos.
También fue traducido de las palabras griegas Hades y Gehena. La primera designaba al Dios de los muertos o el lugar al que iban las almas que habían caído en desgracia y la segunda aparece en 12 ocasiones en las escrituras cristianas en Mateo 5:22.
Podríamos discutir y debatir significados y más significados sobre lo que quiere decir infierno, pero como dije, nadie ha regresado de ese supuesto lugar que nadie sabe dónde está, para que nos diga cómo es en realidad. Estoy seguro que si hubiera ese regreso y nos informara de este supuesto sufrimiento, muchos ya se portarían bien, pero a causa del miedo y de la idea de un Dios castigador, que fue precisamente la imagen que Jesús quiso borrar. Que yo sepa él quería informar sobre un Dios todo amor. ¿Cómo puede un Dios castigar, si es perfecto en todo? ¿Cómo, siquiera, podríamos darle condiciones humanas a un Dios? Pero vuelvo a repetir, la única persona que regresó de la muerte, al menos que la mayoría de los seres humanos tengamos conocimiento, es Jesús.
Lo más sorprendente es que Jesús no tuvo discusiones estériles por conceptuar el infierno. Vamos, ni siquiera se preocupó por escribir conceptos de sus enseñanzas, o sus parábolas. No escribió ni un ápice de la actual Biblia. ¿Por qué? En forma desafortunada en las Sagradas Escrituras tampoco podemos encontrar las respuestas. Los apóstoles no nos explican el motivo por el que Jesús no haya tomado la decisión de escribir lo que Dios le dictaba ¿Hubiera sido más fácil? Es posible que haya sido una de las decisiones más inteligentes, pues si lo hubiera hecho, las Escrituras hubieran sido motivo de guerras. Otra ironía.
El máximo objetivo de Jesús, al menos siempre se le escuchó así, fue que la humanidad comprendiera el motivo de que él hubiera encarnado en un ser humano. Un Dios hecho hombre, que vivió y murió como un ser terrenal, con sus mismas limitaciones.
En lo personal, como todos, soy un simple ser humano que tiene imperfecciones y muchas. Con muchos pecados, como creo que todos los tenemos, pues sería soberbio que alguien dijera que no los tuvo, no los tiene o no los tendrá. No pretendo ofrecer clases teológicas ni una doctrina religiosa, sino simplemente una reflexión sobre los conceptos que se ofrecen a la humanidad y la capacidad humana de pensar si lo que nos dicen está bien, o no. Si lo escogemos para nosotros, o no. Finalmente, si Dios nos ha dado a todos los seres humanos es la capacidad de reflexión y el libre albedrío de escoger nuestra forma de vivir. Precisamente por eso hay muchas religiones. Hay miles de millones de formas de vivir en el mundo y al menos la mía es que el infierno que se puede vivir en vida, por nuestras propias causas, ya es mucho para que se pudiera tener otro lugar en donde hubiera que rematar. ¿No lo creen?
Quisiera terminar con otra reflexión. Sobre el motivo principal por el que vino Jesús a esta tierra. Él sólo se limitó a ensañar dos cosas básicas. Ama a tu prójimo como a ti mismo y ama a Dios sobre todas las cosas. Solamente que a veces se nos dificulta saber amarnos a nosotros mismos.