Un pequeño zoológico con tigres y panteras, una sala usada como local de stripstease y una casa de tres plantas con madera labrada son algunas de las instalaciones de la mansión supuestamente dedicada al ocio de narcotraficantes cuya ubicación reveló hoy la policía mexicana.
Este centro de diversión fue escenario la noche del sábado de una fiesta interrumpida por una redada de la policía federal, que se saldó con el arresto de quince supuestos miembros del cártel de Cali (Colombia).
De los quince detenidos, once eran colombianos, un estadounidense y un uruguayo, que las autoridades presumen se encargaban del transporte de cocaína entre Colombia y México para la familia Beltrán Leyva, una de las dinastías que controlan el tráfico de estupefacientes en el país.
En la celebración se encontraba, según informaron varios medios mexicanos, Luis Enrique Guzmán Pinal, hijo de la actriz Silvia Pinal, protagonista de "Viridiana", y hermano de la cantante Alejandra Guzmán, sobre el que no pesa acusación alguna.
Las autoridades revelaron hoy el paradero de la casa, ubicada en un barrio residencial de clase alta en las afueras de Ciudad de México, junto a una zona boscosa declarada parque nacional.
La mansión permanece oculta a la vista de los vecinos por dos hileras de árboles y solo la puerta de entrada, hecha de piedra esculpida con forma de animales y custodiada por un vigilante, se asoma a la calle.
Detrás de ella se encuentra un edificio de caballerizas con puertas de madera tallada, imitando la forma de una herradura, y catorce vehículos de alta gama que todavía hoy permanecen en el lugar, confiscados por las fuerzas de seguridad.
Los automóviles estacionados en la entrada no son la única reminiscencia de la fiesta que se celebró el pasado fin de semana.
Un bañador femenino yace abandonado en el cuarto de baño de la vivienda principal, donde vasos, copas, botellas y restos de comida recuerdan el festejo.
Este edificio, situado en el centro del complejo, es una casa de tres plantas construida enteramente de vidrio y madera tallada.
Formas de frutas y hojas, efigies de animales y figuras de enanos ocupan cada centímetro de su estructura, intercaladas con cristaleras y ventanas abiertas hacia el Valle de México.
El interior también es abigarrado. Incluso la bañera y todo el mobiliario de los aseos estaban hechos de madera. Figuras de cristal con forma de cactus y manzanas decoran muebles y repisas.
Pero aún más extravagantes son las dos instalaciones que la flanquean.
La primera de ellas es una sala destinada a representaciones de stripstease. De su techo pende una bola de espejos, como las utilizadas en este tipo de locales, y varios focos luminosos se anclan en suelo y paredes apuntando a la barra vertical que preside la estancia.
Al otro lado, está la piscina, pequeña y con el fondo decorado con escenas que imitan a un arrecife de coral. A escasos metros del agua, un pórtico de madera tallada da sombra a varias tumbonas, observadas de cerca por la estatua vigilante de un buda.
Las posibilidades de ocio de la vivienda se completan con una sala de juegos adyacente, decorada con una armadura y cuya oferta incluye una mesa de billar, otra cubierta de tapete verde para jugar a las cartas y un tablero de ajedrez, hecho de mármol y con fichas de este mismo material.
Para relajarse, los supuestos criminales contaban además con una sauna subterránea, que incluía equipamiento de bar y estaba decorada con estalactitas artificiales, a modo de caverna.
Unos metros por encima de la gruta, caminaban dos panteras negras, un león africano y dos tigres blancos, enjaulados en pequeños recintos que se asomaban a un estanque presidido por esculturas en forma de hipopótamo y cocodrilo.
Por el momento, los animales no han sido evacuados del lugar, en espera de que la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) se haga cargo de ellos.