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Editoriales

Presidente Municipal

Emilio Gutiérrez Valles

Deseo mencionar en este penúltimo artículo de mi vida política a mis queridos y respetados amigos: don Braulio Meraz Nevárez, Lic. Julián Bermúdez Monterde, Lic. Jaime Carranza G., Gral. Dr. Héctor B. Corral R. y don Andrés Arreola Díaz, en quienes siempre encontré comprensión y consejo a mis pensamientos y actividades, siendo posible que el mejor de ellos lo fuera que ya como autoridad en el municipio, debía cumplir y obedecer las leyes del estado y del país y además observar el protocolo político del cual muchas veces me había burlado con anterioridad. Los rituales y actos políticos eran para mí una farsa, pero había que cumplir.

Invité a la casa a mis amigos y a un grupo de futuros colaboradores a escuchar el IV informe, ello de septiembre de 1986, del Lic. Miguel de la Madrid Hurtado, lo cual hicimos y desde luego algunos comentarios; sin criticar, aunque el susodicho informe sólo eran expresiones positivas de su gobierno, como todos los anteriores, ni un error, ni una sola violación a la Constitución, a pesar de la situación desastrosa del país.

Se me informó que funcionarios del gobierno municipal anterior habían permitido entrar al edificio de la Presidencia Municipal, a personas extrañas de otros partidos políticos y que en la parte exterior había grupos de diferentes ideologías que no permitirían el acceso a empleados, funcionarios, ni al nuevo gobierno, regidores y presidente municipal. En una palabra, ingobernabilidad municipal. Todas las actividades paralizadas. El nuevo gobierno no podría gobernar. Era yo un pobre presidente municipal sin oficinas; pero la soberbia sería castigada en este mundo. La vida nunca se debe de detener, y le pedí al Lic. Felipe de Jesús Ascencio Nevárez, futuro oficial mayor del Ayuntamiento, hoy amigo mío, que llevara un escritorio a la esquina de la avenida 20 de Noviembre y Juárez y ahí inicié mis funciones y actividades. Así sucedió. Fue humillante pero no había más. El dos de septiembre de 1986 el Gobierno Municipal, legalmente constituido, iniciaba sus labores.

Recibí informes de todas las direcciones y departamentos. Los exigía. La situación era preocupante porque querían que la ciudad se paralizara y que las organizaciones empresariales y populares y el pueblo pidieran nuevas elecciones.

El problema no era legal, era político.

El gobernador constitucional del estado Lic. Armando del Castillo Franco no podía, no quería dar la orden para que intervinieran la Policía Judicial y menos la Municipal.

No le convenía. Le faltaban 12 días para que su gobierno terminara y tenía planeada la inauguración de muchas obras. El gobernador electo Lic. José Ramírez Gamero en México D.F. y todos peleando, defendiendo las posiciones del PRI en Durango y los resultados de las elecciones y gracias a su actitud y carácter (no lo doblaron) todo salió bien en términos generales. El Gral. de División Ricardo Reta Trigos, comandante de la Décima Zona Militar, observaba e informaba de la situación al Secretario de la Defensa Nacional esperando instrucciones. De esa magnitud era el problema.

Ya en mi nueva oficina, tuve informes de que los camiones recolectores de basura no podían salir a trabajar porque al que no le faltaban las llantas, carecía de la batería para el motor o tenía el tanque de la gasolina lleno de tierra. Sabotaje con el mismo propósito. Suspensión de servicios.

Le pedí al Lic. Ascencio que hiciera un análisis de las unidades y que de inmediato se iniciara la reparación de todas, contratando talleres y mecánicos, costara lo que costara.

Al Lic. Ignacio Ibarra Pérez le solicité ir a los bancos y abrir nuevas cuentas de cheques, previa la presentación de los documentos legales, se traspasaron de inmediato a los nuevas cuentas los saldos que había del gobierno anterior. Era una medida arbitraria pero necesaria. Todos los cheques que no habían sido cobrados al 31 de agosto fueron devueltos razonándolos por motivos de cancelación de cuentas.

Un escándalo más en Durango, no importaba.

En México, D.F., la negociación política continuaba. El Lic. Manuel Bartlett Díaz no cambiaba de criterio ante la presión del PAN y de la Iglesia. El Lic. José Ramírez Gamero tampoco cedía. Demandaba respeto a las decisiones de las autoridades de Durango. A las cuatro o cinco horas se me informó que había salido el primer camión y ordené que se atendieran de inmediato las colonias del Centro de la ciudad. A trabajar día y noche aunque se pagaran horas extras. Llevábamos tres días sin servicios. Qué bueno que el servicio del agua no dependía del Municipio. En unos cuatro o cinco días el servicio de limpia quedó normalizado a un costo muy alto.

La devolución de los cheques devueltos, la mayoría, estaba en poder de panistas, los que temían no se les pagaran. Cada cheque fue examinado en su origen y concepto, y todos fueron pagados por el nuevo gobierno, a plazos, no inmediatamente. Era una consecuencia administrativa del cambio de gobierno y por culpa del anterior.

Algunos beneficiarios me tuvieron que entrevistar para hacer aclaraciones. El Lic. Nicolás Quintero Montgomery, futuro secretario del Ayuntamiento, y el Lic. Jaime Carranza González, futuro inspector de Policía, trataron de negociar con los que tenían tomadas las instalaciones adentro y afuera, estaban crecidos, algunos pagados, y no querían arreglo. Después de mis actividades en la nueva oficina en la esquina de la Plaza de armas, inicié el mismo día una gira por todas las escuelas del norte de la ciudad y en las cuales era bienvenido. Los líderes de la CNOP, entre ellos los hermanos Huerta, me ofrecieron su respaldo y sacar a las personas de la Presidencia Municipal a como diera lugar. No lo permití, sólo les pedía no violencia, ser pacientes y prudentes. Ese día, 2 de septiembre, quedó marcado. Ese mismo día se repusieron todos los macetones que había en la avenida 20 de Noviembre y se comenzó a pintar lo que fuera necesario. En los inventarios de vehículos que se levantaron, porque no fueron entregados, en los diferentes departamentos, encontramos tres o cuatro camionetas destruidas que habían sido utilizadas en la campaña política. Ordené que se exhibieran en el norte de la Plaza de armas, en la otra esquina de mi oficina provisional y les colocaran letreros alusivos al uso y estado material que tuvieron y tenían.

Se levantaron actas de todo y se tomaron videos de vehículos e instalaciones. El Lic. Wlfrano Torres Sanmartín, director del Canal 12, nos hizo el favor de aceptar pasar los videos de las condiciones en que encontramos a algunos departamentos de la Presidencia Municipal. Fue una venganza política, pero era la verdad. Yo me resistía a muchas decisiones pero no había otra forma de defenderme. El Exmo. Sr. Arzobispo don Antonio López A viña me habló y personalmente me indicó la conveniencia de suspender lo que estaba haciendo. Le expliqué la situación. No sé si me comprendió, pero mi propósito era no dar un paso atrás a pesar de no tener la seguridad de poder entrar a las instalaciones principales.

Los tres o cuatro días primeros del mes de septiembre de 1986, no había duda, estaba yo actuando como presidente municipal. emilio [email protected]

Escrito en: Lic., gobierno, todos, cuatro

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