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¿Qué pasaría si desaparecieran los bares y antros?

Francisco Nava Rodríguez

Me causó extrañeza realmente un dato importante. Es más no pude imaginarme a Durango sin el crecimiento natural de más cantinas, o algún establecimiento donde no se vendiera alcohol, porque estuvo prohibido hacia la década de 1960 a 1970.

Según escribe un buen amigo, escritor, ensayista e investigador de temas históricos y docente, Benjamín Torres Vargas, en un artículo que denominó ?Cantineando?, se lee en su revista ?Alarife?, una revista duranguense de historia, arte y conservación, que hacia la década en referencia ya no se emitió ningún otro permiso para vender bebidas con contenido alcohólico.

La causa fue que el Congreso de la Unión lanzó un decreto que prohibía a los ayuntamientos emitir más licencias para abrir cantinas, como antes se les conocía. El decreto ordenaba a los congresos estatales hacer lo correspondiente en sus legislaciones para prohibir a los ayuntamientos la apertura de más establecimientos.

Pero dice bien Benjamín Torres que no faltó quién pudiera retorcer la ley, para luego expender permisos provisionales para abrir la venta de licores, quedando la ?herencia? de un ayuntamiento a otro, pero a pesar de lo anterior el gobernador de aquel tiempo, Maximiliano Arreola Silerio, puso orden y canceló todas las licencias que hubieran tenido su nacimiento desde 1955. De este modo muchas cantinas desaparecieron.

En aquel entonces, según describe el investigador, había cantinas para todos los rangos sociales, desde donde se atendía a la gente más adinerada hasta a las personas que eran de clase más baja. Pero también hace referencia que hubo ocasiones que todavía se podían observar hasta cuatro cantinas en un crucero. Claro antes de que el Gobernador de aquel entonces pusiera orden.

Sin embargo, ahora que ha pasado el tiempo, mi pregunta es: ¿Qué ha cambiado? Si bien hacia la década de los sesenta se obró con mano dura, la proliferación de bares (porque ahora ya no se llaman cantinas, sino bares y discotecas, incluso restaurantes y hasta antros) sigue en su apogeo.

Se supone que el Ayuntamiento de Durango ya no desea autorización de más establecimientos que vendan bebidas con contenido alcohólico, sin embargo, creo que la realidad es diferente.

Pueden suceder solamente dos cosas, o bien algunos llamados antros, que han estado proliferando por la ciudad en grandes cantidades, están operando sin permiso y están incurriendo en un delito penal, son solapados por las autoridades municipales, o bien las autoridades municipales han estado autorizando más licencias.

No dudo siquiera que la decisión que se tomó hacia 1960 en el Congreso de la Unión, en cuanto a prohibir a los ayuntamientos los permisos para más licencias, haya sido precisamente la indiscriminada venta de alcohol y por otro lado, los problemas que este producto causó y que históricamente siguen causando accidentes y riñas que desafortunadamente terminan en muerte o lesiones graves.

Ya en un artículo anterior de hace varias semanas, hablé sobre la cultura del alcohol y la forma de tomarlo en diferentes países, la única conclusión que existe en este hábito en México es que el uso del alcohol, o por lo menos en la mayor parte de los casos, es para desinhibir al consumidor y darle otra personalidad que no tiene.

Claro que muchas otras personas toman un buen vino, un buen licor, brandy, ron, tequila o whisky para acompañar alguna reunión o una comida, pero en la mayoría de los casos tampoco se sabe escoger el tipo de bebida por el sabor, textura y cuerpo. Generalmente se consume por el precio, que inadecuadamente en México se le traduce con el sinónimo de calidad.

Pero bien, dejando el tema de la calidad, creo que en México no se tiene la cultura de beber alcohol para saborear un buen producto, sino como una moda que comienza en la juventud y que puede terminar con la vida de las personas con el paso de los años, la dificultad que atañe es que siguen abriéndose más y más locales con permisos para la venta indiscriminada de este producto.

Es posible que nuevamente se necesite un decreto, tal vez ahora por parte del Gobernador de Durango o por el Congreso del Estado, para terminar con las patentes que se encuentran en desorden, ya que a la Síndico del Ayuntamiento capitalino no le han permitido hacer una revisión de las mismas, para tener un mayor control.

Contrariamente, en otros municipios como el de Canelas, según datos de las cuentas públicas revisadas en el 2006, indican que quien estuvo como Presidente Municipal no quiso cobrar las licencias de alcohol para no meterse en problemas políticos, o más bien para conservar algunos beneficios, lo que indica el grado de proliferación y desorden.

Solamente nos queda una reflexión: Debe tomarse en cuenta que la existencia de bares, cantinas, discotecas con venta de bebidas alcohólicas es a causa de que alguien las consume. La ley de la oferta y la demanda se hace presente. Si la cultura sobre el consumo del alcohol no cambia, si no se orienta a la gente en el porqué la existencia de este tipo de bebidas, para qué sirve, en qué me beneficia en mi salud y en qué me perjudica. ¿Cómo se puede combinar con los alimentos? ¿Cómo diferenciar un buen vino de otro? Entonces solamente tenemos a potenciales alcohólicos en nuestra sociedad.

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Escrito en: buen, alcohol, hacia, venta

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