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DOS TIPOS DE CUIDADO

PREGÚNTALE A BRIZIO

Arturo Brizio Carter

El título de esta colaboración no se refiere de manera alguna a aquella extraordinaria película mexicana de la época de oro del cine nacional. Filmada en 1952, bajo la dirección de Ismael Rodríguez y protagonizada por los grandes ídolos Jorge Negrete y Pedro Infante, narra las peripecias de dos muy buenos amigos que, en un ambiente campirano y bajo simpáticos enredos, buscan el amor de sus parejas.

Me refiero más bien a dos personajes del balompié quienes siempre dan tema y que desde su época de jugadores fueron antagonistas: Ricardo La Volpe y Hugo Sánchez.

Épicas han sido las batallas futbolísticas de estos personajes cuando uno defendía el arco del Atlante y el otro era letal con la delantera de Pumas, pero los mejores duelos se han dado a nivel oral, fuera de las canchas.

La Volpe tuvo en Hugo su “diablo particular” cuando dirigió a la Selección Nacional; no había reposo para él y el Pentapichichi en cualquier foro lo atacaba, descalificándolo.

Cuando llegó el turno del “macho” para hacerse de las riendas del tricolor, también contó con el encono del argentino para hacerle notar sus deficiencias, todo esto para deleite de la prensa y fastidio de la gente pensante. Ahora, este par de sujetos vuelve a dar de qué hablar y no crea usted que al estilo de las coplas de Jorge Malo y Pedro Bueno sino que cada quién por su lado, de manera más bien penosita.

Hugo dirige al Almería, modesto equipo de la Liga española y no se acaba de sentar en el banquillo cuando pregona a voz en cuello estar listo para dirigir al Real Madrid. O sea que el cuadro andaluz es un simple peldaño para conseguir su sueño. Puede que así sea pero decirlo a una semana de estar ahí me parece una falta de ética y estilo. Los dirigentes rojiblancos deben sentirse usados, por decir lo menos.

Don Ricardo dejó al Monterrey como novia de pueblo, vestida y alborotada. Al margen de las verdaderas razones para dimitir (se habla de cuestiones económicas), lo cierto es que los arranques y poses del pampero deben haber tenido hasta la coronilla a los jerarcas del cuadro norteño. Discretito su trabajo con Rayados y luego de esto, a ver quién es el guapo que se echa este alacrán al lomo.

Las labores previas de ambos estrategas estuvieron signadas por el fracaso. La Volpe recibió una oportunidad de oro cuando le dieron el timón de Boca Juniors, encaramado en el liderato del torneo argentino y embaladito y logró hacerlo sólo subcampeón y su paso por Vélez Sarfield fue discreto.

Hugo logró lo que parecía imposible: perder el boleto a los Juegos Olímpicos de Beijing, dejando fuera a una gran generación de futbolistas y una estela de pérdidas económicas.

Que Sánchez consiga su meta de sentarse a dirigir a los “merengues” no me queda duda, aunque quizá sería mucho pedirle un poco de clase.

Que La Volpe vuelva a dirigir un equipo tampoco debe dudarse. Todavía quedan en México dirigentes lo bastante burros como para contratarlo.

Escrito en: Arturo Brizio Carter Volpe, dirigir, cuadro, equipo

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