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Editoriales

Focas, crímenes y autoengaños

Édgar Alán Arroyo Cisneros

“Soy la eterna armonía de la Tierra / el bosque innumerable”.

Federico García Lorca

La imagen. Los rayos de luz solar, casi simulando una aurora boreal, aterrizan en la nieve más blanca que las nubes. El agua, que se presiente heladísima, tapa los poros de tanta belleza. Es la tundra en pleno, donde la calma es la presencia y la presencia es la esencia del mundo. Como en Islas Magdalena, hay otros muchos sitios en Canadá (una de las naciones más avanzadas del mundo) que refulgen hasta colmar al alma. Este panorama, de pronto, se trastoca y se quiebra. Un cazador empieza sus labores cotidianas y los hombres flaqueamos. Lo terrible hace su presencia. Estacas y rifles son el instrumental del horror. Al tiempo, una foca arpa bebé, recién nacida, abre los ojos; en su mirada triste y asustadiza se ven todas las lágrimas que no podrá derramar nunca. Muere brutalmente, como otras miles de su especie, que entre marzo y abril de cada año muestran la condición (in)humana. Temporada de focas. En efecto, cada marzo y abril de todos los años empieza la controvertida, discutida y triste, pero siempre presente, temporada de caza de focas en Canadá. El pasado 8 de abril ha comenzado la segunda etapa del periodo correspondiente a 2009, con una cuota de 63,500 animales para cazar. Según datos oficiales, en la primera etapa, iniciada en marzo, murieron 19,411 focas. Crímenes. Otrora un mercado atractivo, el de las pieles y carne de las focas ha ido en declive. Sin embargo, se sabe que a la par de los datos oficiales, de manera clandestina se abaten otros tantos miles de animales para comerciar con ellos y ser destinados, principalmente, a la carne de hamburguesas o salchichón seco. Según se ha documentado, incluso el órgano viril de las focas tiene en países asiáticos una buena demanda. Matar focas (la mayoría entre tres semanas y tres meses de nacidas) sin un primer golpe mortal, para evitar el sufrimiento del animal, es ilegal. Mercar ciertos órganos es ilegal. Asesinarlas en un lapso de tiempo no permitido es ilegal. ¿La matanza en sí no es un crimen? Censura: ¿Y? Con cada primavera, la condena mundial a la temporada de caza de focas canadiense se pone de manifiesto, como también hace su aparición el poco interés que para el gobierno de ese país norteamericano representa la crítica prácticamente unánime. Según aducen, la caza representa un recurso sostenible y un medio de subsistencia. Argumento poco creíble en un país con alto nivel de desarrollo y bienestar social. Discursos y cursos. Según datos del gobierno del frío país, 6,000 esquimales y personas provenientes de pueblos costeros obtienen el 35 por ciento de sus ingresos a través de la caza de focas. Chinos, noruegos y daneses son los principales consumidores del mercado de productos nutricionales, cosméticos y medicinales que se obtienen de las focas arpa. Así las cosas y esquivándose en “argumentos” que apelan a las necesidades económicas de los esquimales, los encargados de la política ambiental en Canadá no toman en cuenta la necesidad de mantener y hacer perdurar ecosistemas que, de suyo, son vulnerables. La foca es una especie vulnerable, per se, a la acción del hombre. La Unión Europea ha amenazado con prohibir la importación de esos productos derivados de los mamíferos marinos. Ése sería un buen paso para que exista un cambio de actitud, y sobre todo, de mentalidad. El mundo arbóreo que no es. Al tener poco tiempo de nacidos, los animales son torpes en el hielo e incluso no saben nadar del todo bien, lo que los hace presa fácil de los garrotes con ganchos (hakapik) que irremediablemente les dan una muerte cruel, tormentosa y sanguinolenta, pues muchos ejemplares no fallecen al primer golpe, como lo exige la normatividad canadiense. La sola caza de una especie que, según grupos ecologistas, se está extinguiendo, debe ser condenada. Más aún, sin duda, el modo en que operan los cazadores con el aval de su gobierno. Es preciso preguntarnos: ¿a dónde va el hombre? A la vez, es necesario retomar las enseñanzas de filósofos como Arne Naess, que han insistido en la necesidad de conectarnos con el mundo y trascender. Cruzar el límite arbóreo en pocas palabras. Un límite para un mundo arbóreo que, como las focas, no lo es. Autoengaños. Se autoengaña el gobierno de Canadá al anteponer intereses comerciales a la preservación de los ecosistemas; se autoengaña Estados Unidos al anteponer sus beneficios a la ratificación del Protocolo de Kyoto, como en general se autoengaña cualquiera que crea que vivimos en el mismo planeta de hace 50 años. La tierra hierve, el agua se acaba, el ozono se desmorona. Sin ser fatalistas, hay que hablar y hablar del medio ambiente; hablar, dialogar, debatir, discutir y consensuar deben ser las palabras clave del abstract. Reflexiones y acciones. Greenpeace; el Fondo Internacional para la Protección de los Animales y su Hábitat; la Sociedad Protectora de Animales de Estados Unidos; Anima Naturalis; el Dalai Lama; Paul McCartney; todos ellos, organizaciones y personas que han protestado enérgicamente contra la caza de focas. Voces a las que debemos unirnos todos, con las que debemos reflexionar todos, con las que debemos actuar todos.

Escrito en: caza, focas, focas., Según

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