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¿Qué es el mal y cuántos aspectos presenta? I

El Hombre es la Medida

ALEJANDRO SERRATO LUÉVANOS

 H Ace apenas 10 días, en un diario local, circuló una anécdota tan simpática como falsa: "un torpe maestro cuestionaba, ante sus jóvenes alumnos, la existencia de Dios; apoyándose, para ello, en los males que aquejan al mundo; pero, uno de aquellos inexpertos adolescentes le hizo ver que la obscuridad es ausencia de luz; la enfermedad, ausencia de salud; la ignorancia, ausencia de conocimiento, etc., con lo que, el maestro, confundido por la aguda inteligencia del mozalbete, sólo atinó a preguntar ... ¿cómo te llamas, muchacho? .. Albert Einstein, maestro". Ésta es la respuesta a la primera parte de nuestra pregunta doble, pero no se la debemos a Albert Einstein. En el desarrollo escolástico de la doctrina aristotélica, justo en la teoría del concepto que se desarrolló en torno al libro de las categorías, existe un apartado sobre la oposición de conceptos, y dice: "de cuatro modos un concepto se opone a otro: como contradicción, como contrariedad, como referencia indispensable, y como privación. La contradicción es la negación simple de uno en el otro, como estar sentado y no estarlo; la contrariedad se da en los grados del género, como el negro al blanco; hay referencia indispensable cuando un concepto reclama al otro, como el padre al hijo; y la privación es la ausencia de un bien debido, como la ceguera al que debe ver". Lo importante de estos modos de oposición es que NO pueden darse simultáneamente los opuestos. Ninguna cosa puede coexistir con su negación; ninguna cosa puede tener todos los grados del género; no se puede ser padre e hijo de la misma relación; ni se puede tener y no tener una característica definida. Pero hay algo más importante aún: así debiera fundamentarse la ciencia porque una cosa tiene que ser algo y en ese algo se encuentra el nivel de verdad. Pero lo más importante lo he dejado al final: en la privación encontramos nuestro concepto del mal. Es mal que el niño no vea porque debería ver, pero no es mal que la piedra no vea, porque a ella no le es debida la vista. Igualmente, no es mal que el tigre mate, ni es malvada la bacteria que destruye. Cuando el hombre altera el orden de la naturaleza induce la ausencia de bienes debidos y es cuando, moralmente, podemos hablar del mal y del pecado. Es mal la guerra, es mal la crisis, es mal el vicio, es mal la mentira, es mal una enfermedad congénita, etc., etc., y todo esto es inducido por el vicio del hombre. Lo más maravilloso de todo esto es que: el vicio del hombre se genera al no respetar la "oposición". Cuando vemos indiferente la mentira a la verdad, cuando es lo mismo circunscribimos a la naturaleza o conculcarla, cuando decimos que el amor y el vicio son lo mismo, es cuando causamos que un bien debido se ausente. En cambio, cuando, en forma natural, sobrevienen las llamadas desgracias, no provocan daño moral, y lo que llamamos "mal" sólo es un evento requerido en el proceso maravilloso del cumplimiento de los tiempos. Lo verdaderamente triste es que el positivismo, que se adjudicó "en exclusiva" el conocimiento, y se dio a sí mismo el nombre de "ciencia", tiene como fundamento de partida la negación de la oposición y, con ello, la negación de la verdad. Por eso, nuestra cultura infectada de positivismo predica que "cada quien tiene su verdad" en lugar de decir simplemente que "cada quien tiene su juicio que puede tener cierto grado de verdad o falsedad en la medida en que coincide con la cosa juzgada". Por esto han proliferado formulaciones pretenciosas como la Programación Neurolingüística que enajenan al hombre y lo convierten en un "pozo sin fondo" de ambiciones y mentiras; de estas formulaciones nacen discursos muy gustados como "la autoestima" y tonterías por el estilo, mostradas por algunos como requisito para la relación humana armoniosa; nada más falso que esto. Por lo que toca a la segunda parte de la pregunta inicial, éstos son los aspectos bajo los que se materializa el mal: la gula, la lujuria, la ira, la avaricia, la pereza, la envidia, y el más común de todos, la soberbia. Éstos son los rostros del mal, y no se corrigen con los "valores" que tanto predican algunos. Lo que llaman "el mal": hambrunas, crimen organizado, guerras, enfermedades, tiranía, abuso gubernamental, cinismo institucional, etc., etc., no son "el mal" sino efectos del mal y no se debe confundir la causa con el efecto. No pretendamos que los políticos, y menos los de México, cambien su forma de obrar mientras no se comprometan con la verdad y abandonen la mentira que tanto aman, mientras no abandonen la soberbia con que se alimentan diariamente (recuerde usted que ellos nos salvan, nos vuelven bonito lo feo, seguro lo riesgoso y productivo el desastre; a ellos se les debe rendir honor y gloria porque se consideran dios). Cuando el hombre viva en la presencia de Dios se habrá acabado el mal aunque seguirán presentes las limitaciones inherentes al nivel de "ser tal" en que estamos anclados; los seres llevan consigo las limitaciones inherentes a su nivel de ser, porque si todos los seres fueran perfectos todo sería un solo ser: Dios. En el siguiente veremos algunos estilos institucionales muy útiles para falsear la verdad.

Escrito en: etc.,, ausencia, cosa, tener

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