Han transcurrido treinta y cinco años ya, y la herida aún no sana, César Guillermo Meraz Estrada yace en su última morada, y los que nos quedamos; amigos, familiares, gente del pueblo que estuvimos siempre con él en su lucha contra la injusticia, la desigualdad, el abuso y la prepotencia de los detentadores del poder, cada día 25 de mayo nos reunimos para recordarlo, lamiendo la herida haber si ya cierra, pero no; el crimen y los criminales que le arrebataron la vida con balas de odio, continúa impune, como mucha de la impunidad que permea en el ambiente de la vida pública de Durango y México.
Ese 25 de Marzo de 1975 quedará en la historia de Durango como una fecha aciaga, porque ese día el pueblo perdió en la persona de Cesar Meraz un hombre que a mi entender bien pudo haber sido el líder que siempre nos ha hecho falta, para llevar a nuestra tierra a los niveles de progreso y desarrollo que necesita; al que nunca ha accedido por que no ha habido quién, desde el poder pueda hacerlo, pues todos los que han gobernado Durango han sido incapaces, sea por incompetencia, o por diversos intereses que no son los que a la sociedad favorecen cuando se trata de acciones de gobierno.
Mis afirmaciones tienen sustento en el conocimiento personal que tuve del Licenciado Meraz, quien en su corta vida al servicio de la sociedad y pueblo de Durango mostró siempre una conducta intachable, basada en principios fundamentales que tienen qué ver con la honestidad, el espíritu de servicio y una vocación de bondad a toda prueba. Para muestra basta un botón: me consta que antes de morir, un grupo de campesinos de Pueblo Nuevo, acudieron a Meráz para que les ayudara a resolver un problema de liquidez que tenían para echar a andar un proyecto para explotar racionalmente la madera del bosque del que eran usufructuarios. Después de hacer muchas solicitudes de crédito ante los organismos de gobierno obligados a apoyarlos no lo consiguieron; entonces, Meráz en un gesto que poca gente haría, hipotecó su casa para obtener el dinero que requerían los campesinos para su proyecto el cual llevaron a cabo; gracias a esa muestra de solidaridad, pudieron realizar su proyecto, el cual fue exitoso por algún tiempo.
El proditorio asesinato de César Meráz quedó registrado en los anales de la criminalística como un hecho que trascendió las más altas esferas de la investigación criminal, pues en aquella época las autoridades que tenían a su cargo la persecución de los delitos en Durango, actuaron con una negligencia e irresponsabilidad profesional increíble, los dictámenes periciales de balística y criminalística de campo fueron totalmente erróneos, amañados, para entorpecer el conocimiento de la verdad histórica de los hechos en que perdió la vida el líder, con aviesas intenciones de proteger a alguien que, indudablemente ordenó la ejecución de Cesar Meraz.
En el conjunto de la criminalidad de nuestra época encontramos hechos que son perseguidos por las autoridades, y otros que no lo son. Resulta inconcebible cómo es que crímenes como el que se trata, y como otros muchos que han ocurrido se quedan en la impunidad.
Para enderezar la investigación del crimen de Meraz fue necesaria una intervención furiosa de la sociedad de Durango, integrada por estudiantes de derecho, campesinos y obreros que protestaron airadamente, incluso, con disturbios que pusieron en grave riesgo la gobernabilidad en Durango capital. Con esas acciones, se logró que en una investigación seria y profesional, científica, llevada a cabo por peritos criminalistas que tuvieron que ser traídos de la ciudad de México se llegó al esclarecimiento que dejó como conclusión que César Meráz fue privado de la vida, no accidentalmente como se pretendió hacerlo creer, sino en forma premeditada, por sicarios con credencial de policías judiciales federales. Al tiempo, un Juez Federal ordenó la aprehensión de un elemento de aquella tristemente célebre corporación a quien se consideró responsable de la ejecución. Nunca se supo si algún día ese elemento fue aprehendido; como sucede en todo magnicidio, el asunto se enfrió y acabó por archivarse en el olvido.