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Editoriales

De Política y Cosas Peores

CATÓN

 U N excursionista se perdió en el bosque. Después de buscar inútilmente el camino fue a dar a una pequeña cabaña donde vivía un cazador que tenía cuatro hijas. Le dice el cazador: "Aunque sólo disponemos de un cuarto podrá usted pasar la noche con nosotros. Pero no se quiera pasar de listo con alguna de mis hijas, porque para eso tengo mi escopeta''. Y le mostró el arma, puesta a un lado de la cama al alcance de su mano. Apenas se durmió el cazador, la hija mayor llegó en silencio al lecho donde estaba el visitante. "Por favor -profiere él angustiado-. ¡La escopeta!''. "Está descargada'' -le dice la muchacha. Y procedió a demostrar su loca pasión al forastero. Se retiró la chica, y no pasó mucho tiempo cuando la segunda hija del cazador se llegó al excursionista. "¡La escopeta!'' -volvió a decir él en voz baja, lleno de preocupación. "Está descargada'' -dijo igualmente la muchacha-. Y nueva demostración de amor. Llegó la tercera hija. "¡La escopeta!'' -gimió el muchacho-. "Está descargada'' -volvió a decir la otra. Y abrazó amorosamente al excursionista. Se fue, y llegó la cuarta hija. "¡La escopeta!'' -exclamó con apuro el viajero. "Está descargada'' -repitió la muchacha. Y dice entonces con voz desfallecida el visitante: "¡Yo también!"... Frutos buenos dio la revolución, y frutos deleznables. Entre estos últimos está el mal sindicalismo. Es necesaria la unión de los trabajadores para defender sus derechos, pero esa unión se desvirtúa y corrompe cuando se vuelve en contra de la comunidad y la lesiona. Pondré un ejemplo. Los ferrocarrileros prestaron importantes servicios en las luchas revolucionarias. Su presencia en ellas dio incluso origen a una veta folclórica muy rica, que excelentes cantores, como Óscar Chávez, rescataron y dieron a conocer en nuestro tiempo. Pero los trenistas cobraron muy caros sus servicios, y formaron un todopoderoso sindicato que acabó por destruir, con sus abusos y sus corrupciones, el sistema ferroviario nacional. No ha terminado esa viciosa situación. El mal sindicalismo sigue agobiando a México y causando daños graves a la Nación. Es tiempo de limitar a esas organizaciones, que muchas veces actúan al margen de la ley y que no están sujetas a ningún control que no sea el de sus líderes. Por encima de cualquier interés está el del pueblo mexicano. Quien atente contra él recibirá el fallo adverso de la Historia y, por parte de esta columna, una sonora trompetilla: ¡Ptrrrrrrr!... El reportero entrevistaba a la Nalgarina Grandchichier, vedette de moda. "¿Cuántos maridos has tenido?'' -le preguntó. "¿Aparte de los míos?'' -preguntó ella a su vez ... Venancio asistió a una conferencia. El sabio señor que la impartía sustentó una tesis: las mujeres tienen mentalidad sintética; los hombres, mentalidad simbólica. Venancio no entendió muy bien lo de las mentalidades. ¿En las mujeres sintéticas, y en los hombres simbólicas? Cuando llegó a su casa su mujer le preguntó cómo había estado la conferencia. "¡Muy mal! -dice Venancio-. ¡No me parece eso de las mujeres sin teticas y los hombres sin bolicas!''... Don Veterino, señor de edad más que madura, llamó a su esposa por teléfono desde la oficina. "Calíope -le dice-. I'm in the mood for love. Este día tengo ánimo romántico, de modo que prepárate a fin de que estés lista cuando yo llegue allá''. La señora, en efecto, se dispuso llena de ilusión. Vistió su más vaporoso negligé; se acicaló muy bien. Llegó el maduro esposo. Al acercarse a su mujer frunció el ceño y le preguntó: "¿No te pusiste el perfume que me gusta?". Responde ella: "Se me olvidó''. "¡Caramba! -se indigna don Veterino-. ¡Cada año sucede lo mismo!''... Le comentó Simpliciano a un amigo: "Mi novia es muy poco romántica''. Le aconseja el amigo: "Para animarla dale un beso cuando menos se lo espere''. Al día siguiente se encontraron nuevamente. "Cómo te fue anoche?'' -le pregunta el amigo a Simpliciano. "Muy mal -responde él-. Hice lo que me dijiste, y mi novia me soltó un bofetón''. "¿Le diste un beso cuando menos se lo esperaba?'' -pregunta el amigo. "¿Dijiste 'cuando'? -se alarma Simpliciano-. ¡Yo entendí que le diera el beso donde menos se lo esperara!''... FIN.

Escrito en: descargada'', "Está, llegó, mujeres

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