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HABLEMOS DE... EL DIFÍCIL CAMINO DEL AMOR

MARÍA DE LOURDES SOLÍS CARRERA

Son muy diversos los amores que puede tener el hombre en la vida; no se circunscriben sólo al que se establece entre un hombre y una mujer. De ahí que la definición de amor, en general, no sea tan fácil, si bien por el momento podemos decir que el amor es un sentimiento gratificante, de aprobación de algo o de alguien, que se acompaña de la tendencia a poseerlo.

El camino del amor verdadero no es fácil. Hay muchísimas definiciones, expertos que no se han podido poner de acuerdo sobre un concepto, libros escritos sobre el tema, poetas que interpretan a sus autores, se han compuesto infinidad de melodías que hablan del amor y todo lo anterior en los diferentes idiomas existentes. En lo que sí coincidimos la mayoría de nosotros es que no existe situación más cautivante que "el amor". Esta breve palabra abarca una multitud de sentidos: hay amor de madre y amor propio; amor paternal y amor filial. Amamos, entre otras cosas, el hogar, la patria; unos aman las riquezas y el poder; los religiosos nos predican el amor a Dios. Y Jesucristo nos manda amar a nuestro prójimo, incluso a nuestros enemigos. Todo esto acerca del amor es muy cierto y válido, desde luego, pero son sólo antecedentes, porque lo que hoy nos ocupa es el amor entre un hombre y una mujer. Con todo respeto para la diversidad.

Hay pocas cosas tan grandes en la vida como el amor. Dice el gran filósofo Sócrates: "El amor es quien nos vacía de hostilidad y nos llena de familiaridad; es él quien ha instituido todas las clases de reuniones, se hace nuestro guía; nos procura mansedumbre, nos despoja de rudeza, es amigo de dar benevolencia, benigno, digno de ser contemplado por los sabios; es parte del lujo, de la pobreza, de la delicadeza, de las dificultades, del deseo, de la añoranza". Entre otras cosas, en lo que estoy segura que todos coincidimos es que se encuentra en todos los ambientes y en todas las clases sociales. Y es el camino que todos elegimos voluntariamente para consolidar el proyecto de amar y ser correspondidos, pero seguramente que durante su trayecto nos vamos a encontrar con una y mil dificultades, pues es un camino difícil de transitar, que aun con eso y más, todos queremos recorrer; sin embargo, y por fortuna, contamos con una serie de valores y cualidades que nos permitirán llegar al destino más sublime que es donde confluye el sentimiento del amor. El amor es una tendencia afectiva que nos lleva a darle a alguien lo mejor que tenemos. Es donación, confidencia, entrega, apertura para recibir. Por eso en su seno se hospedan tres grandes ingredientes que deben darse simultáneamente: físicos, psicológicos y espirituales. Soy una convencida de que no se puede tirar de la vida sin un gran amor en el corazón, y puedo asegurar también que no hay amor como el de una madre: no hace falta ganárselo y tampoco hay nada que lo haga perder. Es el amor humano más puro.

El amor es la alegría de encontrarnos, de compartir tanto las actividades sencillas, como las vivencias profundas. Este amor se caracteriza por dar al otro lo mejor que uno tiene, y esperar con paciencia lo que en el otro no se da y ayudarlo a que lo obtenga. El amor en la pareja nace del diálogo, crece en la amistad y en la dificultad, lo nutre la generosidad, lo protege la comprensión, lo consolida la definitiva unión, lo guarda la fidelidad, lo exalta la delicada mezcla de intimidad y respeto.

Uno de los conceptos errados sobre el amor es que muchas personas fundamentalmente basan el amar y ser amados únicamente en cuestiones materiales y físicas. Para resultar atractivas a los demás, siguen diferentes caminos: se busca el éxito, el poder, el dinero, el control, modificar la apariencia física para ajustarse a las "exigencias del mercado", "a los cánones de la moda": cirugías estéticas plásticas y reconstructivas, hasta gestos y poses cuidadosamente estudiadas, sensualidad fabricada, que yo le llamaría falsedad e hipocresía y que no es otra cosa que falta de amor. Pero en el fondo sabemos y deseamos que quien nos ame debe hacerlo por lo que verdaderamente somos, en lo interior y el exterior.

Otro de los errores comunes es confundir amor y sexo y recordemos que el sexo por sí mismo no es amor. Amar es una cosa y gozar sexualmente es otra. Sin embargo pueden complementarse. Es claro que ninguno de estos caminos por sí solos alcanza para hacernos felices, para llevarnos al amor verdadero, ya que disfrutar del placer vacío y enamoramientos fugaces nos hacen desconfiar de nuestra capacidad de amar. Por lo que el que está enamorado de un carácter virtuoso lo sigue estando a lo largo de toda su vida. El transcurso del tiempo será una prueba que manifieste su firmeza porque Dios

Escrito en: amor, todos, amor., hombre

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