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DE BLANCO Y ORO PASIÓN POR LOS TOROS

GERARDO VELA SOLÍS

Estimados amigos al arte taurino, este fin de semana ha estado lleno de emociones tras la consolidación y anunciación de un nuevo torero en nuestra baraja taurina mexicana, aunque hecho en cosos ibéricos, su sangre, sangre torera, proviene de raíces aztecas, me refiero a Diego Silveti.

Sonriente y emocionado tras darle un cerrojazo exitoso a su campaña como novillero en Las Ventas de Madrid, Diego dio muestra de su valor pero además de su potencial como torero.

Su nombre pesa, sí, pero de ahora en delante dependerá de este nuevo doctor en tauromaquia trazar su propia historia.

Hace unos días una persona me hacía mención de nuestra temática dominical pasada, donde hablamos de "las dinastías con solera"; con argumentos lógicos y contundentes me precisó que no estaba de acuerdo en que las dinastías forjaran las carreras de los toreros, pues, chavales que estaban "picando piedra" tienden a batallar y se les presentan más escollos en esta difícil profesión; razones de más importantes para analizar y reflexionar, cuestión en la que estoy totalmente de acuerdo, pues un apellido ayuda y más en un hemisferio tan pequeño como en el que vivimos donde el abolengo forma parte del crecimiento de las personas a lo largo de la historia.

Sin embargo, como lo mencione líneas atrás, el camino sea cual sea, se va forjando por cada persona, pues en el caso del toro, él no conoce de apellidos, de género o condición social, a él se le tiene que hablar al tú por tú, y delante de él se tiene que demostrar de qué se está hecho.

Por ello viene como estoque al fundón el pensamiento de que "el toro pone a cada quien en su lugar".

La opinión de los aficionados siempre es importante, pues las diferencias son las que precisamente hacen grande esta fiesta.

Considero que hay destacar lo brillante y emocionante que es una alternativa, la ilusión, el sueño, la consolidación de una lucha, a pesar de los altibajos y de las "cornadas" considero que siempre son pagadas y compensadas cuando el momento supremo o el inicio de otra lucha, de otro sueño, se detienen por un instante, cuando un diestro se doctora en tauromaquia, cuando se es matador de toros.

Pero que mejor cuando este sueño lleva en su esencia un mundo de emociones que solo quien se ha vestido de torero ha palpado y saboreado.

Diego, estoy seguro, vivió como nunca esta nueva faceta. Envuelto en un traje blanco y oro, y engalanado con un brindis sentido hacia el cielo, lugar que ocupa el "Rey David", la plaza de Gijón vibró y se cimbró ante este hermoso gesto del ahora matador de Toros Diego Silveti.

Lisonjero, fue el nombre del toro que consagrará este sueño, de la ganadería de Domecq. Como actores de este encuentro histórico, José Tomás, como testigo Alejandro Talavante, esto en el marco de la Feria de Begoña 2011 en Gijón.

Cabe mencionar que Diego Silveti estuvo con mucha disposición con sus dos toros, el primero, un toro más a modo a su estilo de torear, le dibujó estatuarias gaoneras que emocionaron los tendidos del coso Gijocense, siendo el toro de Diego el mejor de la tarde; desafortunadamente la espada fue su cruz.

De no haber fallado con la espada quizá dos orejas se tendrían garantizadas en la puerta.

José Tomás por su parte, lo pudimos ver más relajado, con un toreo intenso y de buen gusto. Cargando la suerte y disfrutando su quehacer; sentimos que por momentos José está retomando el camino, muy contrario a su primera actuación donde se le fuera por delante Arturo Saldivar, quien por cierto ha pagado cara la factura de triunfar en la corrida del año, ya que muchos empresarios le han cerrado las puertas, por petición del mismo Tomás, cuestiones que no logro entender, o quizá sí, pero que me hacen "tragar paquete" como se dice en el argot taurino, porque sé y creo en el potencial torero de Arturo Saldivar, es cuando viene a colación de que en ocasiones "se gana perdiendo"; por eso creo y estoy cierto que un triunfo de Silveti vendría bien a su carrera, pero no en este momento y mucho menos en este cartel, porque quizá representaría un dolor de cabeza más a quien lleva sangre mexicana en su ser, José Tomás.

Pero bien el que si se fue por delante fue otro torero, que sabe bien lo que quiere, y que en su plasticidad y lo emocionante de su toreo apasiona y llega a los tendidos, Alejandro Talavante, que ante una faena ceñida y llena de buqué logró deleitarnos con su arte y valor, haciendo un toreo "fácil" pero de ese que te pone "la piel de gallina", que te despierta los sentidos, te embruja, te convence y enamora.

Salió por volandas hasta la puerta del hotel. Sin lugar a dudas, una tarde llena de emoción y de mucha historia, enhorabuena por la fiesta brava en México que cada vez se va renovando con toreros como Diego Silveti.

Escrito en: Diego, quien, delante, toro

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