La amalgama dental es una aleación que combina mercurio con plata, estaño, cobre y zinc. El proceso para unir metales sólidos con el mercurio se denomina amalgamación, predominantemente contiene plata y estaño pero se permiten cantidades no especificadas de otros materiales como zinc, oro, cobre y mercurio, siempre y cuando estén en concentraciones inferiores a la plata o al estaño. El cobre, inicialmente adicionado en pequeñas cantidades, se ha ido aumentando para lograr amalgamas con mejores características.
Se utiliza hace más de 150 años en todo el mundo para la típica restauración, ya que es un material de restauración y durabilidad excelente. Su manipulación y técnica de colocación es relativamente sencilla y menos compleja que de las resinas (composite) y es más barata, pero estéticamente no es tan buena debido a su color plateado. Aunque su manipulación, costo y durabilidad sean buenas, se ha hablado mucho acerca de su toxicidad por poseer mercurio, ya que este produce intoxicación, sobre todo en el momento de colocarlo y de extraerlo.
Hay controversia en el tema sobre la toxicidad de la amalgama y estudios diversos nos informan sobre los efectos dañinos de este material en el organismo; en cambio, los que defienden a la amalgama nos comentan que no hay efectos significativos en el cuerpo humano. Este material llamado también amalgama de plata es apreciado desde hace más de 150 años por su buen precio, fácil aplicación y larga duración. Sin embargo, hay que tener en cuenta que está compuesto por un 50 % de mercurio, la sustancia más tóxica que existe, después de los elementos radiactivos. Especialmente peligroso resulta en forma de vapor, tal y como se advierte en un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. En él se reconocía que cerca de un 80% del mercurio inhalado es absorbido por los tejidos pulmonares y llega a través de la barrera de la sangre al cerebro. Además, se añadía que "en el caso de vapor de mercurio elemental, la fuente más importante para la población son las amalgamas dentales". Podemos citar también que "aunque se sabe que el mercurio elemental es neurotóxico, es difícil probar sus efectos".
La ignorancia sobre este material entre los cuidados es grande ya que no se advierte de los riesgos ni se nombran las alternativas para que la gente pueda optar por otro tipo de restauración.
Aunque se sabe desde hace tiempo que el mercurio elemental y sus compuestos son neurotóxicos fuertes, resulta difícil probar que las molestias y enfermedades sufridas por portadores de amalgama -como dolor de cabeza, falta de concentración, daños renales, taquicardia, depresiones y temblores- provengan realmente de una intoxicación con este metal pesado. Incluso hay quien atribuye la enfermedad de Alzheimer al uso de las amalgamas.
EL MERCURIO ES BIOACUMULATIVO, ASI QUE algunos daños se muestran solo a lo largo plazo; en un estudio realizado en una comunidad europea se encontró que muchos de los pacientes con Alzheimer poseían 3 o más restauraciones con amalgama en su cavidad bucal, además se han encontrado altas concentraciones de mercurio en cerebros de muertos que habían padecido esta enfermedad.
La exposición al mercurio de las amalgamas es mayor al poner o retirar la misma, lo que tiene especial relevancia para mujeres embarazadas. Una mayor exposición puede provocar autismo u otras perturbaciones en el desarrollo del futuro niño. En cualquier caso la simple presencia de amalgamas puede ser perjudicial: "Cuando rechinamos los dientes, masticamos chicle, comemos algo ácido o tomamos café, la concentración de mercurio de la boca sube hasta cien veces".
En cambio, los defensores de este material replican que faltan pruebas contundentes sobre su nocividad y señalan que se trata de un cuadro clínico difuso. Así lo reconoce el Comité Científico sobre los Riesgos de Salud Emergentes y Recién Identificados.
Aunque hay muchos estudios e investigaciones relacionadas con la toxicidad de la amalgama, en algunos países se sigue usando como material restaurador ideal. Actualmente su baja estética es el motivo principal por la cual los pacientes deciden retirarse este material de sus dientes y no por su efecto tóxico en el organismo; esto más bien por la falta de literatura que existe sobre el tema y por la poca importancia que se le ha dado al mismo. Si usted posee en su boca restauraciones de amalgama, hable con su especialista, él le sabrá decir sobre cuál es la mejor opción para su organismo.