Los xiximes que habitaban en Pueblo Nuevo colgaban los huesos de su enemigo derrotado en batalla sobre la tierra para que ésta fuera fértil; un año antes, después de la cosecha del maíz, destazaban al guerrero y se lo comían, los huesos eran guardados para la temporada de siembra.
Esta práctica de comer carne humana como parte de un ritual religioso, llamada antropofagia, fue registrada por el Centro Durango del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), se encontraron huesos con marcas de destazamiento en la Cueva del Maguey, sitio arqueológico descubierto en el 2007, en Pueblo Nuevo, explicó el arqueólogo José Luis Punzo Díaz.
QUIÉN VIVÍA AHÍ
Los grupos étnicos de acaxees y xiximes habitaron desde la frontera de Durango, Sinaloa y Chihuahua hasta el municipio de Pueblo Nuevo, eran grupos asentados en la Sierra.
Las investigaciones del INAH Durango han coincidido con datos que dejaron los jesuitas: algunas culturas mexicanas practicaban la antropofagia, Las pruebas de carbono 14 arrojaron que los xiximes vivieron en este municipio en el año 1450 d.C.
RITUALES
La antropofagia era una práctica realizada entre culturas que tenían la misma cosmovisión; no es considerada, propiamente, canibalismo.
Después de la cosecha, los grupos, por acuerdo mutuo, salían al campo a pelear.
El objetivo de la lucha era tomar a un guerrero de la etnia contraria, sólo una persona, quien era considerado el enemigo.
El guerrero era destazado y el cadáver se cocinaba en una olla.
Todos los habitantes de la tribu comían la carne humana. Las mujeres tenían que ayunar.
De la olla se extraían los huesos del hombre y eran guardados en una casa especial, explicó Punzo Díaz.
Un hueso falange, los que forman los dedos, era colocado en el labio del guerrero que había derrotado al enemigo, quien lo había matado.
Se almacenaban las calaveras y los huesos largos y se sacaban hasta que comenzaba la siembra del maíz; eran colgados de los árboles de zapote para la fertilidad de la tierra.
Terminada la cosecha, las tribus volvían a enfrentarse para realizar el mismo ritual.
Algunas de las piezas encontradas ya se exhiben en el museo del INAH, ubicado en el ex internado Juana Villalobos, otros se dejaron donde fueron encontrados y ahí se estudiaron. Unos más se encuentran en el INAH, pues la investigación continuará.
Cuando se encuentran huesos se estudia el ADN y la composición del suelo, entre otros aspectos.
Trasciende
El hallazgo de huesos en Pueblo Nuevo producto de investigaciones del Centro INAH en Durango atrajo la atención nacional.
En varias zonas
El INAH ha encontrado vestigios de prácticas similares en otros municipios, como Santiago Papasquiaro y San Dimas.