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A vivir y a gozar, que el mundo se va a acabar

ADELA CELORIO

Morimos y ya está; se acabó el mundo. Sólo Dios es eterno. Apenas comienza usted a leer y ya se estará preguntando, ¿pero con qué babosada nos sale ahora esta tonteja? No se me enoje pacientísimo lector; deme chance y le explico.

Como sabemos ahora, el planeta Tierra tiene un ciclo de vida limitado, aunque para el hombre parezca infinito como a una mosca debe parecerle el ciclo de vida del hombre. Ahora sabemos que también los planetas están destinados a morir. Hoy lo sabemos de cierto, el hombre de ayer lo intuyó, y es por eso que en todas las épocas han surgido personajes apocalípticos que aprovechan esa intuición para vaticinar el fin del mundo. Desde que tengo memoria he asistido ya a varios fines anunciados. La gente se asusta, construye refugios, almacena comida, agua, y en algunos casos hasta armas. No sé para qué tanto si lo único que se necesita para asistir a la muerte -que es el fin del mundo- es una buena conciencia y una oración.

Pues bien, a lo que iba: Ante la interpretación apocalíptica del "Báktun 13" (que según las profecías mayas comenzó el 13 de agosto del año 3114 a.C. y concluye el próximo miércoles 21 de diciembre) el turismo del fin del mundo ha abarrotado los hoteles en la zona maya. Colonias de inmigrantes de todo el mundo han buscado refugio, comprado casas y construido ahí sus bunkers.

Ya desde niña escuchaba a mi padre decir: "Si se acaba el mundo yo me voy pa' Mérida". Mientras el mundo nos dure todos deberíamos ir a Mérida que además de ser una ciudad preciosa y apacible; está poblada por la gente más suave y amigable del mundo. ¿Pero qué hay de quienes no pudieron buscar refugio en la Zona Maya? Ataques de ansiedad en una prisión, y la construcción de un refugio en hielo (estilo maya para más seguro) en la sureña ciudad de Chelyabinsk, obligaron al ministro de situaciones de emergencia ¡de Moscú! a informar a la población que según el monitoreo del comportamiento de la Tierra, el fin del mundo no está cerca. Así ha de ser, pero vaya usted a fiarse de la siempre oscura palabra de un funcionario público. Por si acaso, las compras de pánico han agotado el kit de emergencia que entre otras cosas incluye vodka, cerillos, y según Juanito Villoro, un cuaderno para escribir las impresiones del fin del mundo; aunque tendrán que hacerlo a la manera del joven ruso quien atrapado en un submarino y ante la inminencia de la muerte pergeñó en un pedazo de papel: "escribo a oscuras".

En Estados Unidos, la NASA ha tenido que informar que no hay amenaza a la vista para nuestro planeta. En Francia las autoridades prevén cerrar el próximo miércoles el acceso a la montaña Bugarach, sitio donde según algunos, estarían protegidos del fin del mundo. (¡Qué perversidad, quitarles ese último gustito!) Yo como que quiero asustarme, pero no me dejo, tal vez porque he asistido ya a varios fines del mundo y aquí sigo. Prefiero pensar que lo que pronostica el "Báktum Maya", es el nacimiento de una nueva era.

Quiero creer que el ser humano ubicuo y global del siglo XXI, saltará a un nivel superior. Que será más espiritual y moralmente más refinado. Que entenderá por fin que el hombre está hecho para la paz. Para la vida y no para la guerra, la injusticia y la miseria. Quiero creer que en este siglo XXI el hombre alcanzará un grado superior de conciencia que hará del mundo un lugar más acogedor. Ahí están los indignados desafiando el orden establecido, gritándole a los banqueros, a los políticos, a los fundamentalistas de todas las religiones, a los indolentes que callamos y aceptamos: ¡"Guácala! no queremos ser como ustedes".

Ahí están los jóvenes sentados en las plazas del mundo encendiendo las luces del cambio, anunciando las postrimerías de esos cerebros perversos, la perfectamente organizada delincuencia que dirige las Instituciones Bancarias, las hospitalarias, las Gubernamentales. En los indignados del mundo pongo mi esperanza. Veo para ellos un camino lento y difícil, pero correcto para corregir el rumbo.

Fueron los indignados por quienes hoy asumimos los "Derechos Humanos" Fueron los indignados la conciencia que nos obligó a reconocer que esclavitud y la supuesta inferioridad de unas razas frente a otras, es impensable. Fueron ellos por quienes descubrimos que la letra no entra con sangre sino con pan y con libros; y que hombres y mujeres somos iguales en dignidad y en derechos. Indudablemente hemos avanzado. Vamos por más. La amenaza del fin del mundo es una buena motivación para reflexionar (en caso de que usted sea una persona reflexiva, si no es así, mejor prenda la tele y siga viendo futbol) para volver la mirada a las cosas que importan; y bueno; pues si hay que morirse, que sea de risa.

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Escrito en: mundo, mundo., hombre, según

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