'S Winger' es el sujeto que participa en el 'swinging', término acuñado a partir del verbo en infinitivo 'to swing', que significa cambiar. Curiosamente su acepción más popular la encontró en el ramo de la sexualidad. En términos simples, el 'swinging' es el intercambio de parejas. Sin embargo, en tiempo de chapulines políticos y adecuaciones entre aliados, encaja perfectamente en un escenario de definición de candidaturas.
Ejemplo: Imagine usted a dos sujetos llamados Partidos Políticos, apodados Partido Verde y PRI. El primero de ellos tiene un amor que parece inquebrantable con una de sus militantes. Ella, desde hace un buen tiempo ha llevado al extremo la pasión por su priismo, al grado de defenderlo a ciegas. Es un sentimiento que luce incondicional.
El "PRI", a cambio, le consiente manteniéndola en la nómina partidista o gubernamental, retribuyéndole un poco todo lo que ella da por él. Sin mayor problema dan rienda suelta a su amor en público y en privado.
Pero el PRI es polígamo. Tiene entonces que consentir a más de uno de sus amores, cosa a la que le tuvo que buscar solución.
Y pensó entonces en la apertura de una casa chica ante la falta de espacio en la grande. En algún momento de la historia reciente, el Verde se ofreció para completar la estructura básica del 'swinging' planteado por el PRI. Ambos quedaron contentos con la idea.
Pero al Verde le faltaba algo: pareja. Afortunadamente era algo que sobraba con el protagonista de enfrente. Bastó entonces con que dispusiera los huecos para desahogar una casa en la que había exceso de amasiatos.
Y entonces, priistas se convirtieron en candidatas del Verde. No es ficción. Pasa cada elección.
Hoy, por ejemplo, Esmeralda Azucena Gallegos es candidata al distrito electoral 01 por el Partido Verde, cuando hasta ayer su biografía en un perfil de red social la describía como priista y ferviente admiradora de Ismael Hernández Deras y "los dos Jorges Herrera".
Hoy, por ejemplo, Alfredo Valles Mendoza es suplente de Manuel Herrera Ruiz en el distrito 01 del PRI, pese a que funge como consejero nacional del Partido Nueva Alianza.
Cabe resaltar que en ninguno de los casos se estableció alianza estatal. Es decir, en Durango el PRI no va ni con el Verde ni con Nueva Alianza.
¿Sirve de algo que haya tantos partidos políticos cuando la mayoría de ellos hicieron del servilismo político su única alternativa para sobrevivir?
En Durango ambos partidos, así como el Duranguense o Convergencia, han sobrevivido gracias a que encontraron cobijo en otras fuerzas políticas, ejerciendo los principios básicos del 'swinging'. Hoy en el PRI, y en su momento en el PAN o en el PRD, recibieron un respaldo que les dio votos y posiciones para comer.
Sus cúpulas viven felices recibiendo los beneficios del poder político que las alianzas les han entregado y el presupuesto que, a manera de prerrogativa, el ciudadano les dispone. Pero la sociedad no se está beneficiando de su existencia. Desgraciadamente han encontrado la forma de aferrarse al erario y sus padrinos no los dejan desaparecer.
Twitter: @luizork