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El padre bueno y el buen padre

COSMOVISIÓN

Padres buenos hay muchos, buenos padres, hay pocos. No es difícil ser un padre bueno, en cambio, no hay nada más difícil que ser un buen padre. Un corazón blando basta para ser un padre bueno pero la voluntad más firme y la cabeza más clara son todavía poco para hacer un buen padre.

El buen padre dice sí cuando es sí y no cuando es no... El padre bueno sólo sabe decir sí... El padre bueno hace de su niño un pequeño Dios que acaba en un pequeño demonio... El buen padre no hace ídolos, vive la presencia del único Dios.

El padre bueno encoge la imaginación del hijo con juguetes del bazar. El buen padre echa a volar la fantasía del hijo dejándole crear un aeroplano con dos maderas viejas.

El padre bueno aquieta la voluntad del hijo ahorrándole esfuerzos y responsabilidades... el buen padre templa el carácter de su hijo llevándolo por el camino del trabajo y del esfuerzo.

Y así, el padre bueno llega a viejo decepcionado y tardíamente arrepentido... mientras que el buen padre crece en años respetado, querido, y es, a la larga, comprendido.

Amigo lector, mantener y atender las necesidades de los hijos, no lo es todo... el amor y el cariño son también imprescindibles, déselos sin escatimar, convencido que tan sólo quien recibe amor es capaz de transmitirlo. Dedíqueles con toda su calidez... su mayor tiempo de calidad. Demuéstreles cuánto los quiere.

Convencido que usted es un punto de referencia para sus hijos, predique siempre con el ejemplo. Trátelos con el mismo respeto que les exige para usted, y consciente que los deseos que ellos abrigan no tienen por qué coincidir con sus preferencias, no intente cambiarlos... acéptelos tal y como son.

Prohíbales menos y elógielos más. Enséñelos a respetar las pequeñas cosas y aprenderán a respetar el entorno y a quienes lo rodean. Sea paciente, actúe con calma y serenidad, sin perder nunca el equilibrio, que irremediablemente ellos imitarán sus comportamientos.

Si usted ahora tiene lo que antes no tuvo ¿porqué sus hijos han de tener lo que a usted le hizo falta? Impúlselos a resolver sus problemas, a entender que la vida es un continuo de contratiempos que al aceptarlos y resolverlos los hacen crecer... Ayúdelos, si es su deseo, pero no les resuelva sus problemas. Oblíguese de su formación y por duro que sea, haga lo que más les convenga.

Enséñelos a alcanzar sus sueños y a superarse, a crear oportunidades y confiar en su capacidad, a responsabilizarse de sus actos y asumir sus consecuencias... que entiendan que de los errores se aprende y los fracasos son parte del éxito; que realizarse depende de uno y que antes que superar a otros habrán de superarse a sí mismos.

No utilice el poder que tiene sobre ellos para remediar esas carencias que por su debilidad ha de dejarles. Consciente del precio que pagan sus hijos por su éxito personal, comprométase a formar personas capaces de trascender.

Convénzase que ni el carácter más firme ni el corazón más blando harán de usted... el padre perfecto. ¿Qué opina?

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Escrito en: padre, buen, bueno, hijo

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