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De polÍtica y cosas peores

CATÓN

Don Astasio llegó ayer a su casa y sorprendió a su esposa, doña Facilisa, entrepiernada en el lecho conyugal con un desconocido. Desconocido para don Astasio, pues todos los indicios denotaban que doña Facilisa tenía con el sujeto trato asiduo: le decía “Papashito”, “Negro lindo”, “Coshototas” y otras expresiones de similar jaez que implicaban confianza y familiaridad. Tal como hacía siempre, el mitrado esposo colgó en la percha su saco, su sombrero y su bufanda, y fue en seguida al chifonier donde guardaba una cierta libretita en la cual solía apuntar palabras denostosas para decirlas a su mujer cuando la hallaba así. Entró en la alcoba y le endilgó a la pecatriz este vocablo: “¡Yira!”. Dicho término se usa en Argentina y Uruguay para nombrar a la prostituta callejera. “¡Ay, Astasio! -se quejó ella-. Entiende que necesitaba aprovechar el día. Luego ya no podré hacer esto en más de un mes. ¿No sabes que mañana principia la cuaresma?”... Babalucas fue a hablar con el cura de su iglesia. “¿Qué debo hacer, padre -le preguntó-, para acercarme a Dios?”. El sacerdote le aconseja: “Ora”. “Las 11 y media -responde Babalucas-. Pero ¿qué debo hacer para acercarme a Dios?”... Los juristas romanos solían distinguir entre dolo bueno y dolo malo. El primero es permisible. Un comerciante puede anunciar: “¡Últimos vestidos en existencia!”, aunque tenga la bodega llena. Esa mentira a nadie perjudica. El dolo malo, en cambio, es el que causa daño a la otra parte. Si el comerciante anuncia sus vestidos diciendo que son de seda natural, y en realidad están hechos de material sintético, entonces comete un acto ilícito, ya que engaña a su cliente al venderle algo de calidad inferior a lo que ofrece, y obtiene con ese engaño un indebido lucro. A la propaganda política puede aplicarse igual criterio. Si un partido presenta a su candidato como un dechado de virtudes; el más trabajador y más honesto (“Muy pocas veces ha sido acusado de robar”); eso puede pasar, aunque el sujeto sea un perdulario. Todos sabemos que la política no es para Hermanas de la Caridad. Sin embargo, si ese partido ofrece que al llegar al poder bajará de inmediato el precio del diesel y de la gasolina, y que automáticamente elevará los salarios de todos los trabajadores, entonces ese partido incurre en falsedad, pues promete algo de imposible cumplimiento. Eso está haciendo el PRD en el Distrito Federal. Puso una profusión de anuncios espectaculares en los que ofrece aquello que bien sabe no podrá cumplir. El PRD nos tiene ya acostumbrados a sus procedimientos demagógicos. Pero cuando su demagogia toca el extremo del cinismo llega el momento de decirle en voz de pueblo: “Por favor ¡no manches!”... La mamá de Facilda Lasestas le informó muy preocupada: “Hija: la gente dice que te estás acostando con tu novio”. “¡Ay, mami! -se mortifica la muchacha-. ¡No puede una acostarse con un hombre sin que las malas lenguas digan que es tu novio!”... En la fiesta una invitada le comenta al atractivo caballero que tenía al lado: “Me hace usted pensar en mi tercer marido”. “¿De veras? -responde el señor-. ¿Cuántas veces se ha casado?”. Contesta la señora: “Dos”... Aquella mujer de pueblo fue con un médico de la ciudad y le dijo que sentía ciertos malestares en el busto. El galeno la auscultó brevemente; le informó que no tenía nada, y luego le presentó un recibo por mil pesos. Vio la mujer esa elevada suma y preguntó la razón del alto cobro. Responde el facultativo: “Eso es lo que yo cobro por una auscultación”. “¡Carajo! -exclama ella con enojo-. ¡Qué caro sale un cachondeo cuando se llama ‘auscultación’!”... FIN.

Escrito en: tenía, partido, mujer, dolo

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