
La trascendencia del CADI
"Las prisas para los delincuentes y los malos toreros".
José Álvarez Juncal
Se dice en el mundo del toro que la técnica en el uso de la muleta se adquiere practicando todos los días, pero no así el sentido de la distancia, ya que el temple se trae de nacimiento, lo da Dios.
Y vaya que hay que tener temple para resolver problemas, y más aún, para institucionalizar un proyecto educativo, ya que el producto no debe ser cuantitativo (si se tiene el concepto real de la educación), sino obviamente cualitativo. Es aquí, en la concepción, donde pueden surgir los problemas de fondo.
En abril del 2013, las autoridades educativas en el estado de Durango, anunciaban que se aplicaría la normatividad en las escuelas que pertenecen al sistema CADI, sí en el funcionamiento, en las reglas, en los perfiles, pero también en la administración del recurso económico, el cual adolecía de transparencia, creando por lo menos de inicio una percepción de eventual corrupción.
La pérdida del control financiero, ha traído varias desavenencias al interior equipo de dirección del CADI (en oficinas generales, como las conocen al interior), por lo que han tenido algunos intentos de "rescatar" algo del recurso económico que ahora administra el Gobierno del Estado:
El primero de ellos fue entregar una lista (sustentado con notas de compra) de gastos de reparación y mantenimiento en los edificios de las diferentes escuelas del sistema, aduciendo que se debía de liquidar a proveedores, y pagar los servicios, por cuestiones obvias, no se les entregaron los cientos de miles de pesos que pedía su Directora General María Páez Güereca.
Fue en el mes de diciembre, cuando protestaron setenta maestros que supuestamente estaban laborando desde el mes de agosto (inicio del actual ciclo escolar), buscando la justificación en que existió incremento de grupos en las escuelas, pero nunca informaron de esa situación a las autoridades educativas, lo cual no se trata de una simple omisión, o del error humano de algún directivo del sistema educativo del PT, ya que ignorantes no son (tienen en educación desde 1997, con la creación del primer centro educativo), se puede tratar de un vulgar engaño de los directivos para obtener recursos "extras", o simplemente el aprovecharse de nuevo de personas que de buena fe, y con la esperanza de un empleo son utilizados de manera cobarde.
"Las prisas para los delincuentes y los malos toreros", es cierto, las prisas no son buenas, solo llevan al fracaso, o bien, a que las obras (aunque sean buenas desde su concepción) no descansen en cimientos firmes, y en la primera crisis puedan perderse.
Bien puede ser que la maestra Mary Páez, Directora General del CADI, no haya obrado con malas intenciones en el inicio de esa obra educativa, por el contrario, el fin humano que la movió es importante, sin embargo, en un momento determinado perdió el temple, la distancia, y destinó a su proyecto a ser absorbido por el ambiente no solo de corrupción, sino de anarquía al haber perdido el rumbo.
Una medida real de la trascendencia puede ser el tiempo mismo.