
Nuestros intelectuales en los tiempos de don Porfirio
En el Archivo Histórico de la UJED, obra una lista de personas invitadas a la velada artística y literaria que se verificara en el Teatro de la ciudad de Durango, el 31 de los corrientes. Es de lamentar que la lista sea omisa en cuanto el año. Sin embargo, examinando esa lista, puede colegirse que se trata de los primeros años del mil novecientos y antes del estallido de la Revolución, esto es, de 1900 a 1910.
La lista de referencia, contiene 214 nombres y es muy útil para dar una idea de cómo se conformaba el conglomerado intelectual durangueño en los tiempos del porfirismo. Dicha lista contiene 48 abogados, 19 médicos y 61 ingenieros Entresaco de ella, los nombres que a mi parecer pudieran ser más identificados por las generaciones actuales. Ellos son:
Licenciados: Juan Santa Marina, fue gobernador constitucional de Durango de 1900 a 1904, conocido como el gobernador de los tres elefantes, por la construcción de los edificios que inició: la Penitenciaria, el Hospital y el Teatro, que para la época eran verdaderamente enormes; Esteban Fernández; fue rector del Instituto Juárez y gobernador constitucional de Durango al que le estalló la Revolución, por lo que dejó la gubernatura tras la toma de Santiago Papasquiaro; Manuel Bermúdez, abogado destacado; Ángel González de la Vega, Ministerio Público Federal en Durango y maestro del Instituto Juárez; Alberto Cincúnegui, catedrático del Instituto Juárez, diputado local y secretario general de gobierno; Tomás Borrego, hijo del coronel Tomás Borrego y hermano del periodista Ignacio Borrego; Ignacio Borrego, orador elocuente, periodista director del periódico El Heraldo, órgano del Partido Democrático Durangueño y de los primeros propagandistas de las ideas democráticas en contra de Porfirio Díaz, fue Secretario de Relaciones Exteriores del gobierno de la Convención; Laureano Roncal, catedrático del Instituto Juárez del que llegaría a ser director en dos ocasiones; Carlos Hernández, autor de Durango Gráfico, libro fundamental para la historia de Durango; Rafael Bracho, abogado prominente y hombre de negocios; Emiliano G Saravia, de ideas liberales y gobernador; Martín G. Palacio, abogado, poeta y novelista; Julián Bermúdez, miembro destacado de una dinastía de abogados; Domingo L. Avelar, miembro prominente del foro durangueño; Saturnino Muñiz, magistrado de los más honrados; Jesús Ríos y Valles, periodista de combate y político; Francisco Saldaña, durante el porfirismo ocupó todos los cargos de la administración de justicia con honradez reconocida; Rodrigo Gómez, miembro de la directiva del Partido Democrático Durangueño, diputado federal en dos ocasiones y Secretario de Justicia del gobierno de la Convención. Manuel Muguiro, ocupó diversos cargos en el Poder Judicial, distinguiéndose por suhonradez profesional; Antonio Muguiro, hermano del anterior, magistrado del Supremo Tribunal de Justicia, durante varios años.
Ingenieros: Manuel Rangel, ingeniero de minas y autor de importantes estudios geológicos; Celestino Simental, ingeniero de minas, autor de varias memorias de contenido técnico y social, oficial mayor y secretario de gobierno, así como diputado local; Carlos Patoni, fue dobernador constitucional en la segunda etapa de la Revolución, mediante controvertidas elecciones, es autor de estudios importantes sobre las plantas del desierto de Durango como el guayule, la candelilla, el sotol y el nopal; Antonio de Juambelz, junto con el licenciado Joaquín Moreno, fue fundador del importante periódico El Siglo de Torreón; Pastor Rouaix, al triunfo de la etapa constitucionalista de la Revolución fue designado gobernador provisional, a él se deben importantes estudios topográficos del Estado, como una carta geográfica elaborada en el año de 1905, sin ayuda oficial.
Doctores: Pascual de la Fuente, médico notable y diputado constituyente en el congreso local que expidió la Constitución de Durango de 1917; Librado Castillo, médico de prestigio; Luis Alonso y Patiño, al triunfo de la primera etapa de la Revolución, fue gobernador Constitucional del Estado; Pascual de la Fuente; Felipe Bracheti; Felipe Pérez Gavilán, médico cirujano diputado, gobernador interino y colaborador en el imperio de Maximiliano
Profesores: Bruno Martínez, desempeñó importantes puestos educativos, a su muerte fue declarado Benemérito del Estado,
Coroneles: Jesús Garza González,
Señores: Antonio Parra y Durán, hermano de Lorenzo Parra Durán, periodista de la época; Ramón del Río, perteneciente a una de las familias más ricas de Durango y de México, una de cuyas propiedades era la hacienda de Santa Catalina del Álamo.
Alumnos y alumnas del Instituto Juárez y del Instituto de Niñas: José Estrada, quien llegaría a ser uno de los abogados litigantes de mayor clientela; Elena Centeno y Guadalupe Centeno, que se distinguirían en el profesorado de Durango
Concluyendo: Hace cien años, el peso intelectual estaba entre los abogados, los ingenieros y los doctores, predominando los ingenieros por su número, pero los abogados por su importancia política y social.
Cien años después los abogados en Durango siguen teniendo importante presencia intelectual y política, aunque han disminuido, dado que en el panorama estatal y nacional han aparecido otras profesiones de importancia, como la de economía, ciencias políticas y las que se agrupan en filosofía y letras.
Dejando en su buena opinión y fama a todas las profesiones, todas por cierto muy respetables y necesarias para la sociedad, no puedo menos que concluir que entre la abogacía y la intelectualidad existe un vínculo estrecho y directo, que debe enorgullecernos a quienes nos decidimos por la disciplina de Justiniano.
Lo he dicho en varias ocasiones y lo repito ahora: la abogacía y la cultura van de la mano, así lo demuestra la historia nacional y universal de la abogacía, lo que es más: si no hay cultura no hay abogado.