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Parque Ecológico Primera Fundidora de México, un sitio natural e histórico lleno de sorpresas

Parque Ecológico Primera Fundidora de México, un sitio natural e histórico lleno de sorpresas

Parque Ecológico Primera Fundidora de México, un sitio natural e histórico lleno de sorpresas

Liliana Salomón Meraz

La Ferrería, una población conurbada a la ciudad de Durango, es descrita por Pastor Rouaix, en su “Diccionario geográfico, histórico y biográfico del estado de Durango”, editado por primera vez en 1946, como una colonia agrícola ubicada en el Municipio de Durango con 234 habitantes, colocada en las márgenes del río del Tunal y en uno de los parajes más pintorescos por estar allí la vieja represa que lleva las aguas del río para el riego de las tierras comarcanas. Asimismo, manifiesta que el nombre de La Ferrería proviene por haber existido en ese lugar una fundición de fierro, establecida a principios del siglo XIX por Juan N. Flores, para utilizar el mineral del Cerro del Mercado.

Lo que sí es cierto, es que hoy en día, emprender un viaje a La Ferrería, ofrece una agradable promesa de recreación al aire libre, con la recuperación del área que hoy se conoce como Parque Ecológico Primera Fundidora de México, el cual fue un proyecto cultural realizado por el Gobierno del Estado de Durango y la empresa Altos Hornos de México, S.A. (AHMSA), el cual fue inaugurado el 03 de septiembre de 2010. Este lugar cuenta con hermosas áreas para caminar; bancas distribuidas estratégicamente para el deleite de la vista; y tiene como principal atractivo el río El Tunal y las hoy hermosas ruinas que son testigos de un pasado glorioso.

Las tres etapas de la fundidora

El alto horno de La Ferrería nace cuando se empieza a explotar el rico yacimiento de hierro del Cerro del Mercado, estableciéndose así una ferrería (de ahí el nombre de la hacienda y del poblado). Según información proporcionada en este mismo sitio y expuesta a la vista del público, la primera compañía que se ubicó en este lugar se llamó Fundidora Piedras Azules, fue de origen inglés (1828-1840). Esta empresa, la cual, aunque renovada y modificada en las épocas subsiguientes, es la única que existe como Ferrería de San Francisco.

Posteriormente, de 1840 a 1846, esta compañía fue adquirida por Manuel Bras de Fer y Julio Lehmann, quienes estuvieron trabajando con gran resultado en estos años. Sin embargo, sucedió que tuvieron un disgusto y se batieron a duelo, siendo muerto Lehmann. En cuanto a Brass de Fer, a quien se le llamaba en Durango “Fierabras”, fue un hombre de mucha empresa e inteligente. Murió repentinamente y entonces el negocio denominado Ferrería de San Francisco, pasó a manos de Juan N. Flores, quien la adquirió en 1847 junto con el fundo minero “La Industria” en el Cerro del Mercado.

Esta tercera empresa que adquirió Juan Manuel Flores duró de 1847 a 1886. El mineral de fierro que se obtenía del Cerro del Mercado se llevaba en carros hasta La Ferrería, lo mismo que el carbón de pino y de encino que se elaboraba en la sierra inmediata. El material que se producía tenía fama en toda la República y los trenes de carros que viajaban de México a Paso del Norte y Chihuahua siempre se detenían en Durango para “enllantar” sus ruedas con fierro producido allí, que decían, era el que mejor resistía los caminos duros sin quebrarse. A la muerte de Juan Manuel Flores (1886), se hizo un nuevo contrato de explotación entre Rosa Flores, heredera de su padre, y su primo y cuñado el General Juan Manuel Flores, Gobernador de Durango.

En 1892, con la llegada del ferrocarril a Durango, otra ferrería fue instalada a las faldas del Cerro del Mercado, por lo que en desventaja competitiva, en 1893, paró sus actividades. Un nuevo intento por operarla de nueva cuenta terminó en un devastador incendio por lo que cerró sus puertas definitivamente en 1899, quedando la fundidora y sus accesorios, incluso la casa grande que después fue adquirida por Elpidio G. Velázquez, y más adelante por el comerciante José Saracho. Durante todo este tiempo estuvo a merced de saqueadores y buscadores de tesoros; basura y gente que solo iba a deteriorar lo que quedaba de su infraestructura. Hoy en día, afortunadamente, está abierta al público para su disfrute y recreación.

¿Cómo funcionaba?

El alto horno operaba con 4 pares de ventiladores movidos por turbinas, lo que hacía posible mantener la temperatura interior del horno requerida para la producción de acero. Los fuelles de acero operaban alternados, lo que permitía el mantenimiento de los mismos de manera constante y se garantizaba la calidad con cada quema.

La fundidora contaba con diversos talleres para la producción final de sus productos: disponía de un taller de torno, un taller de taladro y juegos de cilindros para estirar el fierro. Además, contaba con un taller de fierro vaciado donde se fabricaban piezas moldeadas, para lo que disponía de diversos moldes y un taller de carpintería para la fabricación de moldes especiales.

*Para conocer más sobre la cultura de Durango los invito a visitar mi blog: http://durangomagicocultural.blogspot.mx

Escrito en: Cerro, Durango, Juan, Manuel

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