
Fiestas de 'juniors' por encima de la ley
Más de mil 500 adolescentes de la ciudad capital confirman su asistencia a través de Facebook. Una fiesta masiva "fresa", en un terreno de Lomas del Parque, a la que, pagando una cuota de entrada, tienen derecho a recibir diversos "shots" de alcohol y escuchar "buena música".
Los asistentes comienzan a arribar al lugar a eso de las 22:00 horas. Los organizadores, algunos hijos de políticos, funcionarios y empresarios duranguenses, alistan el lugar. Decenas de grupos de jóvenes comienzan a llegar de varias partes de la ciudad. Algunos a pie, algunos en vehículo. La asistencia, en términos económicos, es exitosa.
Botellas de alcohol van y vienen. La gente sigue llegando. Personas con una especie de mochila llena de una bebida hecha a base de licor y refresco, reparten "disparos" de boca en boca. No importa que muchas de los jovencitas sean menores de edad, pagaron su "cooperación" y eso les da el derecho a poder tomar.
Alumnos de secundaria y prepa de colegios privados han llenado el terreno. La multitud y la música a todo volumen ya incomoda a los vecinos de la zona, quienes hacen reportes a la Dirección Municipal de Seguridad Pública para tratar de terminar con la fiesta.
Al lugar arriban al menos cuatro patrullas de la Policía. La presencia policíaca genera dudas, pánico y nerviosismo entre los asistentes, no así entre los organizadores, que se sienten protegidos por las influencias de sus papás. Incluso hay intentos de soborno a los agentes para que se marchen.
Motivos de los adolescentes para estar preocupados hay muchos: sus padres no saben que están ahí (la mayoría son menores de edad), otros tienen permiso de salir pero estaban en otra fiesta y temen que haya detenidos, algo que sin duda les generaría diversos problemas en el hogar.
La presencia de policías se mantiene. Algo o alguien no les permite actuar como se debería. Los organizadores "desaparecen" la taquilla y de paso las botellas de alcohol. Las llamadas no cesan para evitar que la "peda masiva (sic)" se termine. Los adolescentes más nerviosos prefieren emprender la huida, sin embargo la cantidad de asistentes todavía es de consideración.
Dos horas después la fiesta no ha cesado. Los agentes se mantienen en el lugar (ya no se sabe si para aplicar la ley o para cuidar a los asistentes). Las quejas de los vecinos van en aumento pero parece que nada o nadie puede hacer que se respete la ley esa noche.
Eso sucedió en Durango el fin de semana pasado. Los testimonios anónimos -de vecinos, madres y abuelas preocupadas por la situación- ayudaron a construir la crónica. Se sienten defraudadas, sienten que han fallado, pero también sienten que es momento de levantar la voz para evitar que se sigan presentando este tipo de eventos donde hay una peligrosa combinación: alcohol (tal vez otro tipo de drogas) y menores de edad.
¿Por qué la autoridad municipal no actuó?, ¿Y los padres y madres de los menores de edad que ahí estaban?, ¿por qué se permitió la organización de una fiesta clandestina donde se cobró la entrada?, ¿no es un delito vender alcohol a menores de edad?, ¿se dimensionó el riesgo de una concentración masiva que pudo haber terminado en tragedia?, ¿quién o quiénes protegieron la fiesta?, ¿realmente los padres "influyentes" sabían del caso o "charolearon" en su nombre?, En fin, varias preguntas por responder ante una realidad que se está viviendo en Durango, donde generalmente se actúa hasta que ocurre una tragedia... ¿O usted qué opina?
Twitter: @jperezarellano