Pintoresco: El Quelite
De Mazatlán, todos disfrutan de la playa; algunos añoran su Centro Histórico; muchos no se pueden resistir a su gastronomía, pasear en "pulmonía", el relajo de la vida nocturna y estar en el hotel favorito, pero ¿y El Quelite?
"A nosotros nos interesa que los duranguenses nos sigan viendo como su playa", mencionó Edna Yadira Gutiérrez Cruz, directora de Promoción de la Secretaría de Turismo de Sinaloa; "empero, tenemos otras opciones para ofrecerles", dijo.
El turismo rural, como lo nombra la gente de Mazatlán, es en lo que menos se podría pensar al viajar a Mazatlán, adonde la mayoría de las personas llega con la intención de pasar horas a la orilla del mar, comer unos buenos mariscos y pasar noches de "reventón".
Pero ¿qué pasa si a esto se le añade un atractivo diferente? Casas con techos de dos aguas, muros coloridos, grandes vigas de madera, calles empedradas, adornadas con el multicolor de las flores de los árboles y macetas que abundan en las casas y jardines de El Quelite, un pueblo que parece sacado de una pintura rústica.
El Quelite es un pequeño poblado que se ubica a 37 kilómetros al norte de Mazatlán que data del siglo XIX y forja su historia durante la Revolución Mexicana. Al lugar se llega en menos de media hora, desde el puerto.
Pura tradición
Marcos Gabriel Ozuna Tirado, médico de profesión y restaurantero desde 1998, habla de El Quelite (el mismo que da nombre a una tradicional canción mexicana), como un "pueblo mágico", aunque sin que todavía ostente el título que oficialmente otorga la Secretaría de Turismo (Sectur).
El dueño del tradicional restaurante El Mesón de los Laureados presume que en su negocio han estado cantantes famosos, reconocidos políticos, iconos de la prensa nacional e internacional, así como un sinnúmero de familias de México y el extranjero.
Admite que no le faltan los clientes y refiere al reportero de El Siglo de Durango que conoce a varios empresarios y políticos de esta vecina entidad.
Para darse una idea de la cantidad de personas que visitan el restaurante de comida tradicional sinaloense, Ozuna Tirado comenta que entre semana cuenta con el apoyo de 35 empleados, plantilla que entre viernes y sábado crece a 80 y los domingos hasta 110.
El lugar es un espacio fuera de serie, pues además de estar repleto de mobiliario tradicional de finales del signo XIX y principios del XX, se puede disfrutar de los alimentos mientras por el lugar se pasean las gallinas finas, patos, pavorreales y hasta iguanas.
En el mismo pueblo hay hostales que ofrecen hospedaje entre 500 y 800 pesos la noche y que lo mismo tienen habitaciones antiguas dentro de las mismas casonas, que espacios acondicionados exclusivamente para los turistas.
En la Plaza Principal, en el kiosco, se puede escuchar todo el día música tradicional, mientras que los viejos cuentan anécdotas y los niños corretean y pasean en sus bicicletas.
El Templo de Guadalupe, que data de 1857, es otra pieza digna de admirar, la cual se encuentra a un lado de la plaza, entre plantas, palmeras y mosaicos que no pueden escaparse de la foto del recuerdo de cada visitante que allí llega.
Marcos Gabriel Ozuna, quien este año compite por el Premio al Mérito Empresarial Restaurantero, de la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac), presume que la belleza de El Quelite radica en lo trabajadora que es su gente.
Dedicados a la producción de lácteos, a la agricultura y a la crianza de animales de granja, actividades que giran en torno a la gastronomía, los habitantes de El Quelite han sabido aprovechar lo que tienen a la mano, para posicionarse en el gusto de muchos y para quienes no los conocen, no dudan en hacer la invitación a pasar unas horas o días en su "paraíso".
Son muchos y muy diferentes los atractivos que ofrece Mazatlán a los visitantes y en el caso del estado de Durango, se tiene la ventaja de que son solamente tres horas de distancia.