
Satisfacción y orgullo por sus logros
Como padres de familia, nada nos llena más de satisfacción y orgullo que observar y comprobar cómo los hijos tienen la iniciativa de superarse y de obtener los mejores resultados en su desempeño académico, sobre todo cuando hasta nos presumen un resultado en determinada materia.
Es entonces cuando, para nuestros adentros, reflexionamos y sentimos que ha valido la pena haber sembrado valores y principios morales que más tarde se recogen y se traducen en logros personales de nuestros pequeños y adolescentes (sin excluir a los adultos, aclaro) que exhiben como muestra de que el esfuerzo dio los frutos esperados.
Lo anterior viene a colación, estimado lector, porque hace algunos días mi hija mayor me mostró su calificación de 10 en un trabajo sobre una entrevista que, en equipo, le formularon a un médico pediatra y para lo cual realizaron un trabajo previo en el que incluyeron alrededor de 16 preguntas, además de que también había que grabar en video cada respuesta del entrevistado, de tal manera que fue una labor colectiva (de tres, para ser exactos) y que requirió cuidar una serie detalles para que finalmente la maestra avalara el resultado para evaluarlo con un 10, es decir, con calificación de excelente.
En el instante que mi hija me enseñó, con mucho orgullo, el resultado de su trabajo, no pude menos que abrazarla efusivamente, felicitarla y alentarla a que continuara por ese camino de la excelencia en esa y las demás materias, aunque en ocasiones no siempre es fácil ya que hay asignaturas en las que se batalla más para su comprensión. No obstante, la exhorté a que le imprimiera el mayor esfuerzo y dedicación a cada tarea y trabajo que le encargaran, pues tiene, le dije, toda la capacidad y el talento para desarrollar cualquier actividad que le encomienden.
Aunque no me lo expresó abiertamente, pude percibir que su reacción fue de una enorme satisfacción, ya que la elaboración de un trabajo de ese tipo demanda la concentración y la participación activa de las integrantes del equipo que conformaron con ese objetivo. Al mismo tiempo, sentí que el reconocimiento a su desempeño que le manifesté con la felicitación la emocionó y palpé que deseaba compartir conmigo ese logro escolar, que para ella significaba mucho, por lo que también me invadió un sentimiento difícil de describir pero que se podía traducir en orgullo, simplemente.
Como parte de nuestra misión de padres, una de las responsabilidades es alentar a los hijos, motivarlos a que todos los días se superen en las actividades que les corresponda realizar a su edad, sobre todo en lo concerniente al ámbito académico, para que sean alumnos de excelencia, y no del "montón", de tal manera que su desempeño no sea mediocre y sí, por el contrario, sea sobresaliente, que no se conformen sólo con aprobar aunque sea de "panzazo", pues tienen todas las herramientas para ser estudiantes destacados si así se lo proponen con el respaldo de sus progenitores.
Durante el trayecto de su vida escolar, seguramente también tendrán tropiezos y obstáculos, los cuales en su momento tendrán que afrontar sin sacarles la vuelta para medir su capacidad, lo que podrán superar, si no pueden solos, con el respaldo de los padres, aunque habría que aclarar que ese apoyo no se traduce necesariamente en resolverles la vida, sino en impulsarlos para que encaren los problemas y dificultades con la certeza de que tienen el talento que se requiere para salir avantes en un escenario que en un principio podría parecer que no tiene salida, pero que con firmeza se puede superar si la determinación es lo suficientemente fuerte.
Para ello, los progenitores podemos platicar con ellos y contarles cómo a partir de experiencias personales, por las que también sufrimos algún descalabro, aprendimos que sólo con perseverancia y coraje se puede continuar hasta alcanzar el objetivo que nos propongamos. A partir de esos ejemplos de vida, nuestros hijos sabrán que sus propios padres también tuvieron que enfrentar problemas, de diferente naturaleza, que en su momento superaron satisfactoriamente para levantarse y seguir hasta llegar a la meta trazada originalmente, aunque para ello tuvieron que pasar ratos amargos.
Sólo de esta manera los hijos aprenderán a valorar que cada logro tiene su grado de dificultad pero que al final el resultado de su empresa los hará sentirse orgullosos de su capacidad, porque poseen el talento necesario para cumplir cada propósito que se fijen en esta vida, que también les deparará algunas sorpresas, algunas de las cuales no serán gratas pero que, si se lo proponen, las dejarán atrás y les servirán para tomar impulso en lo que sigue.
Es indispensable que nuestros vástagos sepan que cuentan con todo nuestro apoyo cuando sientan que no puedan seguir adelante, que no puedan avanzar a pesar del esfuerzo. Todos en algún momento hemos experimentado esa sensación, así que es extraordinario saber que tenemos a nuestro lado a alguien que se preocupa por lo que nos pasa y que está dispuesto a ofrecernos un mensaje de ánimo para tomar un nuevo impulso y completar el objetivo trazado. Ese alguien somos los padres.