
Nutritivos caldos
No hay nada como un buen caldo casero, sabroso, aromático y reconfortante. Es un elemento esencial de la buena cocina. El caldo hecho en casa aporta una complejidad de sabor que nunca podría ser igualada por algún envasado. Además, siendo tan nutritivo como lo es, resulta uno de los alimentos más económicos que existen.
Tu abuela tenía razón: un buen caldo te curará.
La ciencia valida lo que sabían nuestras abuelas. Los caldos contienen minerales en una forma que el cuerpo es capaz de absorber con facilidad - no sólo calcio sino también magnesio, fósforo, silicio, azufre y oligoelementos. Contiene el material proveniente del cartílago y de los tendones - elementos como sulfatos de condroitina y glucosamina, que ahora se venden como suplementos caros para la artritis y el dolor en articulaciones.
Los caldos de huesos se han preparado desde tiempos inmemoriales en hogares del mundo entero. Lamentablemente, hoy en día, se está convirtiendo en un arte perdido; la mayoría de las personas que cocinan en sus casas han olvidado lo sencillo que es preparar un caldo y lo mucho que merece la pena hacer de este alimento tan nutritivo y económico un básico en nuestra cocina.
Cuando cocinamos los huesos lentamente en agua, en especial si acidificamos ligeramente este agua con un chorro de vinagre o jugo de limón, los minerales y otros nutrientes se extraen de los huesos y van a parar al agua. Como resultado, nuestro cuerpo es capaz de absorber todos estos nutrientes cuando tomamos caldo de huesos.
El caldo de huesos puede ser una de las mejores fuentes de calcio, materia prima para la producción y refuerzo del sistema óseo, especialmente para todos aquellos que evitan los lácteos y no comen suficientes verduras de hoja verde.
También tiene magnesio, y como ya sabemos, la alimentación moderna es muy pobre en este mineral. El pescado azul, como la caballa, tiene una buena cantidad de magnesio, al igual que las verduras de hoja verde y los frutos secos, pero a todos nos viene bien un mayor aporte de este mineral. El azufre, potasio y sodio también se encuentran en pequeñas cantidades en los caldos de huesos. No suele haber problemas por falta de sodio, pero el potasio es importante y a menudo tenemos carencia.
El caldo de huesos también contiene glucosamina y condroitina que pueden ayudar a mitigar los efectos dañinos de la artritis y el dolor en las articulaciones. En lugar de gastar pequeñas fortunas en suplementos, incorpora más caldo de huesos a tu alimentación diaria.
ES UN APOYO DIGESTIVO Ayuda a descomponer verduras, carnes y legumbres, y su naturaleza hidrófila facilita la digestión ya que atrae jugos gástricos al estómago. Los caldos de huesos se han utilizado con éxito en tratamientos de enfermedades digestivas tales como colitis, enfermedad de Crohn y diarrea infantil. Además, la gelatina presente en el caldo ayuda a reparar la integridad del sistema digestivo. Es rico en colágeno y gelatina, mejorando el estado de salud de personas con úlceras. Además, contiene prolina, un aminoácido no esencial que es un importante precursor en la formación del colágeno.
BUENA FUENTE DE AMINOÁCIDOS
Particularmente arginina, glicina y prolina. La glicina apoya los procesos de detoxificación del cuerpo y se utiliza en la síntesis de hemoglobina, sales biliares y otros. La glicina también es un importante apoyo en la digestión y la secreción de jugos gástricos, y ayuda a combatir el estrés y la inflamación, promoviendo el sueño natural. La prolina, sobre todo cuando se conjunta con vitamina C, es muy beneficiosa para la salud de la piel.
ES EXCELENTE PARA UÑAS, CABELLO Y PIEL
Al ser ricos en gelatina y colágeno, los caldos de huesos promueven la salud del tejido conectivo en el cuerpo, y ayudan a mantener el pelo y las uñas fuertes y saludables. De hecho, personas como la Dra. Cate Shanahan también recomiendan el caldo de huesos para ayudar a eliminar la celulitis. Según ella, "las personas que consumen más colágeno a través de su dieta tienen menos posibilidades de tener celulitis en su tejido adiposo".