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Crucigrama de mil preguntas

LETRAS DURANGUEÑAS

REYNA VALENZUELA

Busco tu recuerdo entre las prendas que siguen colgando en el armario, anhelo seguir tomada del brazo de quien me llevó al altar, aferrada a la chaqueta que fue tu favorita inhalo profundamente, en la búsqueda inútil del aroma de tu piel. Recargada a la pared, retrocedo en el tiempo, asiendo de nuevo tu mano, vuelvo a darte un sí. Lentamente mi cuerpo se le escurre a la pared, hasta quedar en la boca de ese que hoy intenta tragarme, anegada en lágrimas… que el hueco de mi mano no ha logrado contener.

Aquel día te entregué el beso que llevaba el sí… de querer quererte … el sí de vidas que gozarían tomadas del mismo rayo de sol, el sí de vientos, que nos arrastrarían al mismo universo, esos que ayer te arrebataron de mi mano, mientras nuestra historia, se disolvía, vientos que jamás te dejaran reposar nuevamente en mi regazo, negándome la dicha de navegar sobre tus alas, ni aspirar la luna a través de tus ojos; busco el sabor de tu aliento entre mis sábanas muertas… se ha marchado en el tiempo.

Un sonido estrepitoso vuelve a cimbrar mi mente, el crujir de mi pena, el crujir de metal que arrancó tú alma, el crujir… y tu último suspiro.

Con la mente confusa, el cuerpo maltrecho, transito en un mundo aún desconocido, herida, clamo a un cielo hueco, maltrecha debo enfrentar la vida a solas, bayonetas que en mi contra se levantan, dejándome eternamente herida llevo más dolor en el alma que en la piel, sigo flotando en una galaxia que desconozco y rehúyo porque me traga; son tus recuerdos, mi crucigrama de mil preguntas.

Escrito en: letras durangueñas mismo, cuerpo, crujir, pared,

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