
La vida nos cambia los planes
A veces vamos por la vida bastante decididos y seguros del camino por el que vamos, tenemos expectativas y nos encanta hacer planes. Podemos tener un sueño revelador, un llamado de ultratumba, una voz interior o algún evento que nos hace cuestionar si aquí es donde queremos seguir. No es algo extraordinario de un profeta, nos sucede a todos, pero de distintas maneras.
Estas señales pueden llevarnos a cambios por inspiración, pero a veces, el cambio nos llega por crisis a la fuerza. Hay situaciones en donde por elección cambiamos de camino y otras en donde el camino nos cambia el rumbo: accidentes, pérdidas, enfermedades. Cuando algo no sale como tú quieres, se vale enojarte, entrar en duelo, llorar o estar triste, se vale, solo por un tiempo, pero se vale. Podemos estar con mala cara, mal humor, con la mandíbula apretada, la espalda encorvada, en un mar de llanto, rojos de coraje, o verdes del enojo, son las emociones parte de nosotros.
Giros inesperados siempre va a haber, el cambio es lo que siempre permanece y es importantísimo adaptarse a él de la manera más rápida posible. El reto se trata de como con todo y lo terrible que pueda parecer, saber regresar a tu paz, regresar a tu centro. Relaja tu carita, estírate y respira, toma conciencia de tu existencia, estas viviendo.
Hay tres tipos de problemas: los míos, los de los otros y los de Dios, así que cada quien tendrá que resolver la parte que le toca. Hay un sin número de cosas que no puedes controlar, no te aferres a las cosas de este mundo, todo a lo que te aferres se te ha olvidado que es temporal, no pierdas tiempo queriendo que no rompan más tus cristales, asegurarte que no haya nada que te puedan robar, lo que es real no se pierde nunca, si sufres es porque tú mismo te haces daño, recupérate, no esperes ni te agotes con tu propia fuerza, recupérate, reordena tu vida, no tienes nada que defender o perseguir, si hay algo que te atemoriza, confía, genuinamente en tu presente, ábrete a la guía del universo, el amor cuida de ti.
El problema que veas como algo grande, difícil o imposible, solamente se trata de una ilusión. Cuando olvidamos el verdadero significado de esta experiencia llamada vida, llegan situaciones que nos hacen replantearnos el sentido de vivir, para que no nos perdamos, para volver a encontrar el rumbo.
Todo es perfecto, a veces nuestro corazón necesita romperse para poder abarcar más vida, para poder aceptar un amor mucho más poderoso. Entonces llegan los inesperados giros, las sacudidas, nos mueven el tapete, te sacan de tu zona de confort, pero, te abren oportunidades para una nueva forma de vivir que debería ser más efectiva y amorosa, para volver a sonreír, nos encontramos con crisis para recordar nuestra fortaleza, para recordar lo que es real y verdadero, la vida nos da esos recordatorios.
Los giros son necesarios para este cambio de planes, giros inesperados porque la vida nos tiene preparada otra cosa, así que nos sentimos frustrados y enojados y decimos: "así no iba mi plan de vida". Lo atípico nos invita a volvernos más auténticos, a mirar lo importante, a ponernos en el lugar donde tenemos que estar y donde servimos más, para amar y evolucionar, para aprender a vivir más intensamente y poner énfasis en aquello que nos hace sentirnos vivos, en valorar, valorar, valorar.
Lo importante es que recuerdes la luz que dejo cada persona, honrar la experiencia y aprender de ella. La vida es un espiral y el eje es la paz, deja que suceda lo que tiene que pasar, deja pasar el dolor, deja que la mente se calme, que tu respiración se aquiete, que con el silencio vuelvas a sonreír. Tarde o temprano todo se cura, todo tiene un tiempo para nacer, para cambiar, para transformarse, hasta que se acabe el tiempo.
Aprende a girar, fluye a nuevas posibilidades que se presenten ante ti, ve y siéntete y descubre la razón, ábrete a la nuevo, date el permiso de vivir el nuevo ciclo, acepta lo que tengas que aprender, si abres los ojos, te vas a dar cuenta de algo grande, inspiración es vivir en espíritu desde la parte sabia, desde el espíritu, con conciencia y disposición a escuchar ese llamado a cambiar el rumbo de lo transitado, agradece esta oportunidad y esta experiencia, regresar a la paz es un ejercicio que se aprende y se practica.