Editoriales

Mirador

Mirador

Mirador

ARMANDO FUENTES AGUIRRE

Jean Cusset, ateo con excepción de la vez que fue al hospital a que le hicieran una complicada operación, dio un sorbo a su martini -con dos aceitunas, como siempre- y continuó:

-Hemos de pedir perdón a Dios por las faltas que hemos cometido. Así lo dice la oración que el Señor nos enseñó. "Perdona nuestras ofensas". Pero debemos pedir perdón también a nuestro prójimo, a aquél a quien hemos ofendido.

Siguió diciendo Jean Cusset:

-Pedir perdón a Dios es cosa fácil. Pensamos que su principal oficio es ése: perdonar. Lo difícil es pedir perdón a quien fue víctima de nuestra ofensa, a quien dañamos con una mala acción. El perdón divino es muy valioso, pero valdría más si antes pasara por el perdón humano. Y ese perdón sólo puede darlo el ofendido.

Así dijo Jean Cusset. Y dio el último sorbo a su martini. Con dos aceitunas, como siempre.

¡Hasta mañana!...

Escrito en: Mirador perdón, Jean, pedir, quien

Noticias relacionadas

EL SIGLO RECIENTES

+ Más leídas de Editoriales

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas