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'Maquinaria de tormento'

DIHABLO SEPÚLVEDA.

En alguna época, se acostumbró (por parte de las disqueras y sellos nacionales) traducir los nombres de los discos y canciones de rock que distribuían. Por ejemplo, en vez de Blackout, el emblemático disco de Scorpions aparecía con la leyenda de "Apagón". En alguna reunión con mis amigos los Melómanos, recordábamos estas simpáticas ediciones. 

Supongo que fue una forma de "acercar" la música en otro idioma a nuestro país en décadas en que no era forzosamente necesario dominar el inglés. La evolución llegó… llegó a un punto en el que hoy, incluso hasta ver un disco físico es "cosa rara", pero harto valiosa. 

La música (y sus maneras de consumirla) también cambió. El 'heavy metal' dejó de ser transgresor, o por lo menos dejó de acaparar vitrina. La última década del siglo pasado trajo nuevos sonidos que marcaron un antes y un después, para despertar en el nuevo milenio bajo un nuevo imperio de la industria musical. Pero el rock nunca se detuvo. 

De repente, de entre los escombros, vemos un resurgimiento de la música que tanto nos apasiona y a sus mejores exponentes debatiéndose entre la vida y la muerte, editando nuevos y mejores discos que en años pasados, aferrándose a un estilo de vida que decidieron tomar desde su temprana juventud. 

El 8 de abril, Netflix estrenó Metal Lords, la película de la que todos los 'rockers' y 'metal heads' han estado hablando por estos días. El filme divide opiniones, pero nunca pasa desapercibido. 

La historia ya la sabemos todos: dos jóvenes de una preparatoria en Estados Unidos descubren en el 'heavy metal' una forma de expresión, arman un grupo y entran a participar en una batalla de bandas. En el camino, suman a una chica que toca el "chelo". Evidentemente, se trata de tres inadaptados (ninguno de extracto social humilde) que sin tener, aparentemente, vidas demasiado complicadas, deciden refugiarse en el metal. Este estilo de música que al principio se presenta como una salida a su realidad, pronto será la fuente de inspiración y belleza que les llena una parte anímica importante. 

Metal Lords es una comedia juvenil que ya se ha visto en repetidas ocasiones, con conflictos comunes entre este tipo de producciones pero con un desenlace un tanto diferente. Una película llena de rock y heavy metal que a la inmediatez nos hace recordar alguna época pasada, aunque en la mayoría de muchos de nosotros no esté el recuerdo de haber comprado una batería de más de 13 mil dólares en una buena mañana. Como sea, los personajes nos recuerdan cómo fue que llegamos a escuchar un día un casete grabado de Metallica, Judas Priest, Iron Maiden o, en el peor de los casos, Guns N' Roses. 

El filme, bajo la coproducción musical (o algo así) de Tom Morello, presenta un resumen de la historia del 'heavy metal'; el inicio queda perfectamente marcado con el tema War Pigs, de Black Sabbath, recurrente en las escenas de la producción cinematográfica: 1970, el año en que todo comenzó; el inicio del fin. 

Me parece que en la parte musical, Morello rinde un tributo a los grandes "dioses" a los que todos recurrimos de vez en cuando. El metal se presenta en sus distintas formas y etapas, desde lo más clásico hasta el 'corpse paint' tan característico en una banda de 'black metal'. Los personajes de Metal Lords están en la incesante búsqueda de su propia personalidad, explorando ritmos y dando un repaso a lo más selecto del 'heavy music'. Se puede apreciar en el lujoso cuarto de ensayo del protagonista una manta del disco Medusa, de Paradise Lost, de 2017. La película muestra innumerables referencias del género y un enlistado de bandas que termina en nombres como Tool, The White Stripes y por supuesto Rage Against the Machine. 

Metal Lords no es digna de un Óscar, eso queda claro desde el principio. Sin embargo, hace pasar un buen rato y, sobre todo, deja de manifiesto la perpetuidad del metal, a 50 años de sus primeros pasos en el industrializado escenario de Birmingham, donde cuatro jóvenes idearon la única salida posible a su inminente (y deprimente) realidad: ¿Dónde están esos cuatro noveles músicos y dónde están ahora los millones de sus seguidores?

¿Dónde estás tú, y tu sueño juvenil de ser famoso con una banda de rock?

Machinery of Torment, o Maquinaria de tormento, es el tema original que deja Metal Lords, el 'soundtrack' de una historia repetida durante generaciones y generaciones de 'posers', 'trues' y verdaderos amantes del rock. Todos tan válidos y necesarios. 

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Escrito en: La Voz de Dihablo música, 'heavy, rock, película

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