
Danzas, el ‘ritmo’ de la devoción
Una lucha entre el bien y el mal es lo que representan las danzas que año con año fieles creyentes católicos llevan hasta los principales templos y espacios de culto de la ciudad para rendir homenaje a la Virgen de Guadalupe.
Portando vistosos trajes decorados con lentejuelas, principalmente en color rojo, verde o amarillo -alusivo al manto de la Virgen-, los famosos ‘matachines’ hacen sonar con fuerza sonajas o cascabeles, sosteniendo un arco con la otra mano, el arma para alejar el mal. En su cabeza destacan paliacate o penachos y adornos florales.

Se mueven con astucia, danzando al ritmo de un enorme tambor, impidiendo que ‘demonios’ se acerquen a su ‘madre guadalupana’, cerrándoles el paso con complejas coreografías de hasta 10 minutos, guiados por los ‘monarcas’ o los ‘chapeyokos’, esos que portan una máscara y con látigos o gritos, anuncian el cambio de los pasos.

Entre sones que se bailan se encuentran: La cruz sencilla, Cruz de palma, La batalla, El preso, El bonito, La estrella, La portada, Palma y huaje por fila, Palma y huaje encontrado, La granada y La viborita, entre otras.
En Durango, hay danzas de han cumplido hasta 100 años, tal es el caso de la de El Rebote, que compartió algunas fotografías del recuerdo.
