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LETRAS DURANGUEÑAS

A Silvestre Revueltas, de México, en su muerte (oratorio menor)

EL SIGLO DE DURANGO

Cuando un hombre como Silvestre Revueltas

Vuelve definitivamente a la tierra,

Hay un rumor, una ola

De voz y llanto que prepara y propaga

Su partida.

Las pequeñas raíces dicen a los cereales:

«Murió Silvestre»,

Y el trigo ondula su nombre en las laderas

Y luego el pan lo sabe.

Todos los árboles de América ya lo saben

Y también las flores heladas de nuestra

Región ártica.

Las gotas de agua lo trasmiten,

Los ríos indomables de la

Araucanía ya saben

La noticia.

De ventisquero a lago, de lago a planta,

De planta a fuego, de fuego a humo:

Todo lo que arde, canta , florece, baila

Y revive,

Todo lo permanente, alto y profundo

De nuestra América lo acogen:

Pianos y pájaros, sueños y sonido, la red

Palpitante.

Que une en el aire todos nuestros climas,

Tiembla y traslada el coro funeral.

Silvestre ha muerto. Silvestre ha entrado

En su música total,

En su silencio sonoro.

Hijo de la tierra, niño de la tierra, desde

Hoy entras en el tiempo.

Desde hoy tu nombre lleno de música

Volará cuando se toque tu patria, como

Desde una campana,

Con un sonido nunca oído, con el sonido

De lo que fuiste, hermano.

Tu corazón de catedral nos cubre en este

Instante, como el firmamento,

Y tu canto grande y grandioso, tu ternura

Volcánica,

Llena toda la altura como una estatua

Ardiendo.

Por qué has derramado la vida? Por qué

Has vertido

En cada copa tu sangre? Por qué

Has buscado

Como un ángel ciego, golpeándose

Contra las puertas oscuras?

Ah, pero de tu nombre sale música

Y de tu música, como de un mercado,

Salen coronas de laurel fragante

Y manzanas de olor y simetría.

En este día solemne de despedida

Eres tú el despedido,

Pero tú ya no oyes,

Tu noble frente alta y es como si faltara

Un gran árbol en medio de la casa del

Hombre.

Pero la luz que vemos es otra luz desde hoy,

La calle que doblamos es una nueva calle,

La mano que tocamos desde hoy tiene tu

Fuerza,

Todas las cosas toman vigor en tu descanso

Y tu pureza subirá desde las piedras

A mostrarnos la claridad de la esperanza.

Reposa, hermano, el día tuyo ha terminado,

Con tu alma dulce y poderosa lo llenaste

De luz más alta que la luz del día

Y de un sonido azul como la voz del cielo.

Tu hermano y tus amigos me han pedido

Que repita tu nombre en el aire de América

Que lo conozca el toro de la pampa, y la

Nieve,

Que lo arrebate el mar, que lo discuta

El viento.

Ahora son las estrellas de América tu patria

Y desde hoy tu casa sin puertas es la Tierra.

Escrito en: letras durangueñas Durango escritos nombre, América, Silvestre, aire

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