El 2025 cierra como un año incómodo de resumir para las mujeres en Durango. Once feminicidios confirmados y cerca de cinco mil llamadas de auxilio por violencia familiar y de género, no son solo estadísticas, sino evidencia de un Estado que les vuelve fallar. Mientras el calendario avanza, la violencia contra la mujer se normaliza, se acumula y se vuelve rutina institucional.
Las cifras oficiales no admiten matices optimistas. La tasa de feminicidios creció 18 por ciento respecto al año anterior, mientras que el tiempo promedio para iniciar una carpeta de investigación por violencia de género prácticamente se duplicó, pasando de 14 a 29 días. En un contexto de riesgo, esperar un mes para que el Estado actúe puede ser la diferencia entre vivir o morir.
Durango mantiene a 16 municipios bajo Alerta de Violencia de Género desde 2017. Ocho años después, de las 27 -y luego 33- medidas dictadas por la autoridad federal, solo una ha sido cumplida de manera integral. El resto permanece en el limbo de los "procesos", los "avances parciales" y las "evaluaciones pendientes".
La alerta, diseñada como un mecanismo extraordinario, terminó convertida en un trámite administrativo sin dientes ni consecuencias políticas. La respuesta institucional sigue siendo lenta y fragmentada, a la defensiva de cualquier cifra o indicio que exponga su ineficiencia, aun cuando cada número represente una historia rota.
En 2024, el gobernador Esteban Villegas prometió acciones contundentes contra la violencia de género. Ya en el ocaso de 2025, el discurso resultó falaz ante un extrañamiento de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, señalando el incumplimiento del 82 por ciento de las resoluciones en Durango. Prometer sin cumplir, es violencia institucional.
La capital del estado concentra el rostro más crudo del problema. El 61 por ciento de los casos de violencia familiar y de género se registran en el municipio de Durango, donde el Instituto Municipal de la Mujer ha optado por etiquetar la violencia como un "delito común", despojándola de su contexto estructural y convirtiendo la normalización en una política pública.
La impunidad es el telón de fondo. El 98 por ciento de los delitos sexuales no se denuncian, según la Encuesta Nacional de Seguridad Pública, no porque no ocurran, sino porque las víctimas no confían en las autoridades. Durango figura entre los estados con mayor impunidad en casos de violencia de género, donde denunciar parece inútil y el silencio es una condena adicional.
La ONU identifica en Durango patrones alarmantes de impunidad estructural en cuanto a la violencia de género se refiere, diagnóstico que respaldada Amnistía Internacional, que coloca al estado entre los cinco con menor acceso a la justicia para mujeres. La mirada internacional confirma lo que aquí se vive todos los días: un sistema que falla de forma sistemática.
El 2025 termina mal para las mujeres de Durango. ¿Cuántas más deberían ser agredidas, desaparecidas o asesinadas, para que la Alerta de Violencia de Género pueda dejar de ser un documento archivado y se convierta en una política viva? Y es que mientras los gobiernos administran el problema, ellas siguen pagando el costo con su vida, su libertad y su miedo cotidiano.
EN LA BALANZA.- La presidenta municipal de Santiago Papasquiaro, la morenista Karen Pérez, felicitó en días previos a la Navidad al gobernador priista de Durango, Esteban Villegas, con motivo de su cumpleaños. La cortesía -por cierto- no fue correspondida al menos de manera pública en redes sociales, vaya usted a saber si lo fue en privado. La santiaguera podrá decir que se trata de un gesto de institucionalidad, pero cabe preguntar si ya olvidó cuando el propio mandatario ordenó su detención -arbitraria- a unos días de la elección, con el objetivo claro de sacarla de la contienda. En aquel episodio, fue la dirigencia nacional de Morena, con Luisa María Alcalde y el mentado "Andy", quienes salieron a defenderla, mientras el morenismo local guardó un silencio absoluto. En mi tierra, a esa "institucionalidad" se le llama no tener dignidad.
X: @Vic_Montenegro
Y Dios creó a la mujer.
Si en verdad la creó, espero que la haya hecho a imagen y semejanza de Brigitte Bardot.
No mostraba ella la voluptuosidad de Sophia Loren, Gina Lollobrigida o Marilyn Monroe, peros su rostro tenía inocencia de niña, y su cuerpo perfección de estatua.
En el Cine "Teresa" de la antigua calle de San Juan de Letrán, en la Ciudad de México, vi junto con una multitudinaria asamblea de varones la película "Y Dios creó a la mujer". En aquel entonces -año del 57- yo era estudiante. Haber visto ese film me apartó durante varios días de estudiar.
Brigitte Bardot vino a México. A su regreso a Francia declaró: "A los mexicanos les gusta comer llorando". Aludía a nuestro gusto por el picante.
La visión de una mujer hermosa, así sea plasmada en celuloide, es un regalo para cualquier hombre que tenga el alma en su almario. Creo que yo la tengo. Seguiré recordando el día que en el "Teresa" vi a Brigitte Bardot.
¡Hasta mañana!...