
Contratos sin control: la otra cara del Materno Infantil
El caso de la sustracción de una bebé del Hospital Materno Infantil ha dejado al descubierto mucho más que un lamentable fallo operativo, destapado además el desorden, la opacidad y el sospechoso entramado de intereses detrás del sistema de seguridad subcontratado por el Gobierno del Estado de Durango.
Mientras la Fiscalía General del Estado concentra su atención en responsabilizar a una trabajadora de limpieza, como presunta cómplice y segunda implicada, el verdadero foco del problema parece haberse desviado de las indagatorias. Y es que la empresa -si se le puede llamar así- encargada de resguardar los hospitales públicos, hasta el momento, está fuera de la investigación.
En el caso del Materno Infantil, los contratos millonarios otorgados para la prestación del servicio de seguridad recaen en personas que, de acuerdo con registros oficiales, no operan como personas morales, lo que deja abiertas suspicacias sobre si cuentan con una plantilla capacitada, infraestructura o protocolos que garanticen el cumplimiento de sus obligaciones.
De acuerdo con documentos públicos, entre 2023 y 2025 estas personas físicas han recibido más de 120 millones de pesos en contratos directos por "servicios de vigilancia". Tan solo una de ellas concentró casi 90 millones de pesos en dos convenios para custodiar las jurisdicciones sanitarias del estado.
Otra de ellas sumó más de 34 millones en servicios de limpieza y resguardo en hospitales, recaudaciones y oficinas de gobierno. Lo alarmante es que ninguno de estos prestadores de servicio está constituido fiscalmente como empresa; no obstante, el gobierno les ha confiado la seguridad de las instituciones donde se atiende a miles de duranguenses cada día.
La evidencia del fracaso es clara. En el Hospital Materno Infantil, los reportes internos indican que deberían existir 14 guardias por turno, pero, en la práctica, muchas veces apenas hay dos o tres. Es decir, menos del 25 por ciento del personal requerido. ¿Cómo se puede garantizar la seguridad en un hospital con esa precariedad operativa, en materia de seguridad?
La respuesta la vimos el día en que una mujer ajena al personal ingresó, permaneció por horas en diferentes áreas del nosocomio y finalmente salió con una bebé en brazos, sin que nadie se lo impidiera. Tres fallas graves, tres omisiones inadmisibles, pero, hasta ahora, sin consecuencias para los responsables del servicio.
La Fiscalía General del Estado parece más interesada en fabricar culpables que en llegar al fondo del asunto. Mientras Anabel, una trabajadora de limpieza, enfrenta un proceso lleno de inconsistencias, sin que exista investigación alguna hacia los responsables de la seguridad privada que incumplieron con su deber.
Cualquier otro gobierno, tras un hecho así, habría procedido a rescindir los contratos, cesado a los funcionarios responsables y abierto una investigación de oficio. En Durango, en cambio, los guardias que fallaron siguen cuidando hospitales y los contratistas continúan cobrando. La impunidad, una vez más, parece blindada por los mismos que deberían combatirla.
EN LA BALANZA.- Durango vive una crisis económica, con signos ya de una recesión evidente que colocan a la entidad en uno de sus momentos más críticos de los últimos años. La actividad estatal cayó 6.3 por ciento y el comercio en pequeño reporta una baja del 50 por ciento en ventas. La industria maquiladora, eje de la economía local, se desploma sin que existan políticas claras de reactivación. Lo preocupante no es solo el retroceso económico, sino la inacción del gobierno estatal. Mientras los indicadores se hunden, no existe una estrategia visible para revertir la parálisis productiva.
X: @Vic_Montenegro