
Crecen las bajas voluntarias de elementos de la Marina, ¿qué está pasando?
Entre 2022 y 2024, más de 5 mil integrantes de la Secretaría de Marina (Semar) optaron por abandonar la institución por voluntad propia, un incremento cercano al 273 % respecto al periodo 2019–2021.
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Presión laboral por sobrecarga
Los marinos han visto incrementadas sus responsabilidades, desde tareas operativas hasta roles ministeriales y aduaneros, muchas veces sin el refuerzo de la Guardia Nacional. Este traslado de funciones ha saturado las capacidades del personal, exponiéndolo a una rutina intensa, estresante y con horarios prolongados.
A pesar del discurso oficial, los sueldos no han experimentado alzas proporcionales al aumento del trabajo. Las prestaciones siguen rezagadas y no se han mejorado las garantías laborales.
Muchos elementos con 20 o más años de servicio saben que pueden retirarse con pensiones equivalentes al 50 % de su salario base. A ese grupo se suman quienes prefieren renunciar antes de cumplir la edad límite, optando por oportunidades en el sector privado que les aseguren mejor calidad de vida y estabilidad laboral.
Aunado a todo esto, se le suma el desgaste mental relacionado con operativos en zonas conflictivas ha sido otro detonante. Impresión de riesgo constante, exposición a situaciones límite y la falta de apoyo psicológico contribuyen a erosionar la salud emocional de los marinos, acelerando el deseo de abandonarlo todo.
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Un trabajo que no es para cualquiera
A partir de estos elementos, el crecimiento de las bajas voluntarias marca un llamado urgente a replantear la forma en que la Marina organiza su fuerza laboral. No se trata solo de perder efectivos, sino de cuidar lo más valioso que tiene, su gente.
Una institución que forja y capacita personal podría estar perdiendo a sus miembros por no gestionar adecuadamente las cargas de trabajo ni atender su bienestar integral.