El Centro Histórico de este pueblito de Durango es Patrimonio de la Humanidad, según UNESCO
Durango resguarda múltiples sitios turísticos en su vasto territorio, pero pocos lugares poseen la riqueza histórica y cultural de Mapimí, el primer Pueblo Mágico de Durango en recibir dicha distinción y siendo declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, cuenta con un puente colgante centenario y arte rupestre que cuenta la historia de sus primeros habitantes en la región.
La historia de Mapimí se remonta al siglo XVI, cuando los españoles establecieron un asentamiento tras hallar minerales valiosos, aunque mucho antes, indígenas tobosos y cocoyomes habitaban la región, enfrentando ferozmente a los conquistadores. Con el auge de la minería en las Minas de Ojuela, el pueblo quedó integrado en la ruta del Camino Real de Tierra Adentro, un eje comercial fundamental en la época virreinal.
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¿Qué puedes visitar en Mapimí?
Considerado como el más largo de América Latina gracias a su extensión de 315 metros y una altura de más de 100, el principal atractivo de Mapimí es el puente colgante de Ojuela, el cual fue construido en 1893 por la compañía minera Peñoles. Atravesarlo es una experiencia única, ya sea a pie, en bicicleta o incluso descendiendo en tirolesa y al otro lado, se encuentran cuevas con arte rupestre, donde los primeros pobladores dejaron plasmados símbolos y escenas de su vida cotidiana.
No obstante, esta no es la única para de interés, pues a 22 kilómetros de Mapimí se ubican las Grutas del Rosario, célebres por sus formaciones de estalagmitas y estalactitas que crecen horizontalmente, un fenómeno poco común en la región. A lo largo de 500 metros de recorrido, los visitantes pueden admirar figuras naturales que evocan castillos, duendes y otras formas caprichosas, convirtiendo el trayecto en una experiencia fascinante.
La casona del Callejón de las Flores, el Museo Benito Juárez y la Iglesia de Santiago Apóstol son puntos clave de interés ubicados en el centro histórico de Mapimí, los cuales destacan la riqueza arquitectónica y el papel del pueblo en la historia de México. La Plaza de Armas, con su kiosco central y frondosos árboles, es el sitio ideal para cerrar el recorrido con una pausa tranquila para disfrutar de la esencia de este lugar lleno de historia.
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