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El 'Grito': ¿cuándo se realizó la primera verbena en Durango?

En una ocasión, no hubo verbena, ¿por qué?, esto sabemos.

El 'Grito': ¿cuándo se realizó la primera verbena en Durango?

El 'Grito': ¿cuándo se realizó la primera verbena en Durango?

DENICE RAMÍREZ

La tradición de celebrar la noche del Grito de Independencia proviene de los primeros años de la vida independiente de México. Su objetivo es recordar el inicio de la lucha armada de 1810, a través de banderas, fuegos pirotécnicos y verbenas populares.

¿Cuándo se celebró por primera vez el Grito en Durango?

En Durango, la primera celebración tuvo lugar en 1829, prácticamente ocho años después de consumada la Independencia. Desde entonces y hasta la fecha, se conservan elementos que caracterizan a las verbenas populares, como una kermés, explicó el cronista de la ciudad, Javier Guerrero Romero.

Aquella primera vez, unas 400 personas participaron en la celebración, que se prolongó hasta la madrugada del 16 de septiembre. Hubo disparos de cañones y cargas de fusilería.

“Fue una verbena popular con fuegos pirotécnicos en las antiguas oficinas de la presidencia municipal, ubicadas en la Plaza de Armas. Después, la celebración se trasladó a la plaza de San Antonio, en la contraesquina de la casa del Conde de Súchil, en Madero y 5 de Febrero, plaza que ya desapareció”, relató el cronista.

El gobernador Santiago Baca Ortiz fue quien impulsó la primera conmemoración del Grito de Independencia en el estado. Para ello, instaló una junta patriótica encargada de organizar las festividades.

DATOS IMPORTANTES

Desde aquella primera verbena de 1829, la celebración del Grito de Independencia se ha realizado de manera ininterrumpida, con una sola excepción: en 1930, cuando Durango se quedó sin gobernador y no hubo autoridad que encabezara el acto oficial.

Otra fecha significativa fue en 1864, cuando el presidente Benito Juárez celebró el Grito de Independencia en Durango, en la hacienda de San Juan de la Noria, en Pedriceña. El evento tuvo un profundo sentido patriótico y fue bien recibido por la población local.

La campana con la que actualmente se realiza la ceremonia del Grito es una réplica de la que se encuentra en la parroquia de Dolores, y fue un obsequio del presidente Porfirio Díaz. Aunque hoy está en el Palacio de Zambrano, antes estuvo colocada en la esquina de Bruno Martínez y 5 de Febrero.

PERSONAJES INSURGENTES

Poco se sabe que también hubo duranguenses que participaron activamente en la guerra de Independencia, aunque fueron varios, destacan figuras clave como El padre Telesforo Alvarado. Era cura de la parroquia de Santa Lucía en Pueblo Nuevo, cerca de los límites con Nayarit. Tuvo contacto con los insurgentes de Miguel Hidalgo, especialmente tras la toma de Guadalajara.

Organizó a un grupo de indígenas O’dam, que eran feligreses para unirse a la lucha. Así se formó un ejército principalmente compuesto por indígenas de la región, que se integró al Ejército Libertador del Occidente, comandado por el general Fernández Hermosillo.

El padre Alvarado fue nombrado capellán, pero la suerte no lo acompañó. Meses después, su ejército fue derrotado y dispersado. Regresó a su parroquia, donde fue arrestado y encerrado en una cárcel eclesiástica, donde murió tiempo después.

Otra figura representativa es María Josefa Álvarez Prendes de Royo, esposa del entonces secretario del Ayuntamiento, formaba parte de las élites de la ciudad. Debido a su posición, tenía acceso a información confidencial sobre los movimientos de la insurgencia.

Cuando el cura Hidalgo fue detenido, varios sacerdotes fueron trasladados a Durango y encarcelados en la prisión de San Francisco, en Mapimí. Josefa, simpatizante de la causa insurgente, invirtió recursos personales para ayudar a su liberación.

Sobornó a un guardia para liberar al padre Ignacio Hidalgo Muñoz, sobrino de Miguel Hidalgo, y lo ocultó en su casa ubicada en la actual esquina de 20 de Noviembre e Hidalgo, donde hoy se encuentra un hotel. Le entregó joyas para financiar su huida, pero, temeroso, el sacerdote huyó y fue capturado en el rancho de Morga, en lo que ahora es la colonia Morga.

En su captura se encontraron las joyas de Josefa, lo que desató una investigación que culminó en una orden de fusilamiento. Josefa fue sometida a prisión domiciliaria hasta el final de la guerra de Independencia. Murió pocos meses después.

Escrito en: EL GRITO primera, Grito, Independencia, padre

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