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La inteligencia estratégica, de seguridad pública y policial

Con México en la mente

H?CTOR S?NCHEZ GUTI?RREZ

La Inteligencia Estratégica anticipa y jerarquiza amenazas sistémicamente, define escenarios, prioridades nacionales y cursos de acción de Estado; la de Seguridad Pública actúa como puente operativo, traduciendo esos riesgos estratégicos en impactos territoriales, delitos prioritarios y planes de prevención y contención; mientras la Policial hace accionable y judicializable ese conocimiento, identificando blancos, redes criminales y patrones para sustentar acción policial e investigación. Su vinculación es transversal y vertical: la estratégica orienta, la de seguridad pública coordina y adapta, y la policial ejecuta y retroalimenta con información de campo, cerrando el ciclo de inteligencia o concluyendo casos. "Cuando esta articulación falla, la autoridad pierde anticipación, eficacia territorial y capacidad de control del delito; cuando funciona, la seguridad deja de ser reactiva y se convierte en una política de Estado".

La Inteligencia Estratégica reduce la incertidumbre de gobierno y gobernados en el mediano y largo plazo anticipando amenazas que comprometen la Seguridad Nacional, estabilidad institucional y soberanía, incluyendo riesgos criminales, políticos, económicos y geopolíticos. Actúa en la integración interinstitucional de información, análisis prospectivo, construcción de escenarios y la identificación de centros de gravedad del adversario, sustentando soluciones políticas y administrativas preventivas.

"No ejecuta operaciones ni persigue delitos. Orienta la toma de decisiones de alto nivel, define prioridades nacionales y establece marcos estratégicos, legales y políticos dentro de los cuales deben actuar todas las demás inteligencias especializadas del Estado".

La Inteligencia de Seguridad Pública protege población, bienes y preserva el orden público traduciendo las amenazas estratégicas en riesgos concretos para el territorio, las comunidades y los servicios esenciales. Analiza patrones delictivos, dinámicas de violencia y vulnerabilidades institucionales, para diseñar planes de prevención, contención y coordinación operativa entre policías, fiscalías y autoridades locales.

"Es el nivel intermedio de articulación que -aterriza prioridades estratégicas como realidad operativa-, prioriza delitos, zonas y fenómenos asegurando que la acción de gobierno sea focalizada, proporcional y sostenida".

La Inteligencia Policial posibilita la acción policial eficaz y legal generando conocimiento táctico y judicializable para prevenir delitos, capturar líderes, desarticular estructuras criminales y sustentar investigaciones penales. Actúa obteniendo información de campo, identifica blancos, analiza redes criminales, evalúa riesgos operativos y produce evidencia, siempre bajo el marco jurídico de la seguridad pública y el debido proceso judicial.

"Es una inteligencia operativa que se aplica sin definir políticas ni escenarios nacionales, que retroalimenta al sistema con información real del territorio; y cierra el ciclo entre estrategia, prevención y ejecución".

La ausencia de claridad en los fines estratégicos del régimen genera un uso disperso y contradictorio de la inteligencia, pues, sin una definición explícita del objetivo nacional en materia de seguridad, ya sea, la recuperación del control territorial, captura de líderes, desarticulación de estructuras del crimen o la protección prioritaria de la población; las distintas inteligencias operan sin un propósito común.

"La desaparición de la Inteligencia Estratégica origina que no hay quien produzca diagnósticos situacionales para la Seguridad Nacional; que la Inteligencia de Seguridad Pública priorice anomalías cambiantes según coyunturas políticas, y que la Inteligencia Policial ejecute acciones aisladas sin continuidad ni acumulación de efectos; reduciendo capacidad de gobierno para transformar información en poder efectivo para la Seguridad Nacional".

La falta de alineación entre estrategia y operación rompe el ciclo de inteligencia, convirtiendo la acción de gobierno en una suma de esfuerzos inconexos, donde lo que se atiende no coincide con el acontecer nacional sobre el desarrollo, la paz y tranquilidad social.

"Cuando no hay Inteligencia Estratégica, la Inteligencia de Seguridad Pública no establece prioridades para tareas concretas de la Inteligencia Policial, se inventan operativos apresurados y reactivos, cambios constantes de objetivos y no se mantiene presión sobre estructuras criminales; permitiéndoles adaptarse, reproducirse y superar la respuesta institucional".

Debilitar los mecanismos de supervisión y rendición de cuentas impide saber si la inteligencia ayuda reducir riesgos, debilitar al adversario o mejorar la seguridad de la población; solo se favorece la opacidad, la discrecionalidad y la repetición de errores. Al rehuir la supervisión legal, estratégica, operativa y táctica, la inteligencia normaliza la violencia y encubre ineficiencias al ser utilizada con fines políticos dañando su legitimidad institucional y social.

"La ausencia de evaluación continua limita las estructuras institucionales, e impide corregir desviaciones antes de que se conviertan en fallas estructurales irreversibles del régimen".

La principal limitación del sistema de inteligencia en México no es la falta de información, sino la incapacidad de convertirla en decisiones coherentes, sostenidas y legales. Sin conducción estratégica, la inteligencia se fragmenta; sin articulación institucional, se vuelve reactiva; y sin supervisión efectiva, termina normalizando la violencia que debería prevenir.

HÉCTOR SÁNCHEZ GUTIÉRREZ.

General de División Estado Mayor y

Maestro en Seguridad y Defensa

Nacionales.

Escrito en: Inteligencia, Seguridad, inteligencia, acción

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