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PSICOLOGÍA

La positividad tóxica es peligrosa: Alejandro Reséndiz Villegas

En entrevista con El Siglo de Durango, el psicólogo Alejandro Reséndiz Villegas habló sobre este tema importante para las personas.

La positividad tóxica es peligrosa: Alejandro Reséndiz Villegas

La positividad tóxica es peligrosa: Alejandro Reséndiz Villegas

DENICE RAMÍREZ

Una persona no puede estar verdaderamente feliz todo el tiempo, pero sí puede aprender a equilibrar sus emociones.

Es común escuchar el término persona tóxica para referirse a alguien negativo o conflictivo, pero también existe la contraparte: personas que son excesivamente positivas y que no permiten que emociones consideradas "negativas" salgan a flote.

Al respecto, el psicólogo clínico Alejandro Reséndiz Villegas explicó para El Siglo de Durango: “Todas las emociones están ahí por una razón y sirven para algo. Por eso, debemos aprender a procesarlas y manejarlas, aunque muchas veces tratamos de evitarlas, especialmente cuando se les da una connotación negativa”.

Agregó que la palabra tóxico o tóxica se ha incorporado a otros términos para señalar que algo no es sano. “A raíz de eso surge también la cultura de la superación personal o el coaching, que puede irse al extremo. Una persona con positividad tóxica no se permite valorar sus emociones”.

“Puede confundirse una persona que habla de superación personal, pero que evita sentir miedo, dolor, ira o tristeza, solo por intentar cumplir con ciertos estándares sociales, como el de estar siempre bien, sonreír todo el tiempo o solo compartir lo positivo. Paradójicamente, esa persona sufre por querer ser feliz”, enfatizó el especialista.

APARENTAMOS ESTAR BIEN

Con el uso de las redes sociales y la presión de aparentar “ser feliz”, incluso en medio de situaciones familiares difíciles o pérdidas, muchas personas fingen estar bien y evitar llorar o verse depresivos o tristes.

Incluso en terapia, señala el psicólogo, cuando se toca un tema que puede provocar llanto, muchas personas se detienen, como si llorar frente a alguien más implicará tener que pedir perdón. Socialmente, no está bien visto llorar.

“No queremos mostrar que la estamos pasando mal por miedo al rechazo o a la invalidación de los demás, y eso muchas veces se origina en el entorno familiar”.

Por ejemplo, cuando una niña está pasando por un mal momento, quiere llorar o hacer una rabieta, pero su entorno la invalida. Entonces, aprende a no expresar ciertas emociones, y eso se repite durante toda su vida.

SUPERAR PROBLEMAS

Es necesario vivir cada proceso que implique un cambio o pérdida: ya sea un fallecimiento, el fin de una relación, un cambio de escuela o de vivienda.

“Siempre hay un proceso de adaptación. La emoción llega por una razón, y en ese lapso se transita entre lo que se pierde y lo que viene después”.

Mientras no sea algo patológico, se puede permitir la tristeza o el dolor, y dejar que entre incluso un poco de humor: recordar la anécdota, reconocer que ya pasó y tal vez hasta bromear al respecto.

Las experiencias tanto las buenas como las difíciles ayudan a que la persona madure y pueda afrontar nuevos retos.

EVITAR SOLUCIONES RÁPIDAS

Vivimos expuestos al impacto de las redes sociales todo el día, por eso es importante ser conscientes de lo que consumimos, a quién seguimos y qué contenido vemos.

“Uno pensaría que un niño, por falta de madurez, no sabe manejar lo que ve en redes, pero también los adultos suelen buscar soluciones rápidas: ‘10 pasos para ser feliz’, ‘5 formas de dejar de sufrir’, etc. Pero la vida no funciona así”.

Se ofrecen muchas soluciones sin sustento: algunas funcionan como efecto placebo o incluso son pseudoterapias que solo hacen perder tiempo y dinero.

“No es ético vender milagros. Se abusa del sufrimiento de las personas y se les ofrecen soluciones rápidas en una sola sesión o en una hora. Así, se exponen a riesgos innecesarios”, advirtió.

Actualmente, muchas “terapias” que se publicitan en redes sociales no cuentan con respaldo profesional.

NO JUZGAR

En una terapia profesional, se ayuda a las personas a manejar sus emociones y se les brinda acompañamiento, pero no todo depende solo del deseo de “estar bien”.

Influye el entorno social, el ambiente familiar, el acceso a servicios básicos como salud, educación, deporte, e incluso la situación económica.

“Antes de dar una opinión o un consejo, es importante informarse y no juzgar. A veces, compartir algo requiere mucha confianza, y el juicio puede alejar en lugar de acercar”, afirmó Reséndiz.

En cuanto a la comparación con otras personas que es algo común en redes, el psicólogo aclaró que no siempre es negativo, siempre que no nos lleve a sentirnos menos.

Finalmente, puntualizó: “No está mal sentir tristeza, melancolía o enojo. Esas emociones no son negativas. Si llegan, no es para evitarlas, sino para procesarlas. Lo importante es informarse, pedir ayuda profesional, evitar recetas mágicas y rodearse de personas sanas con quienes compartir los momentos de la vida”.

Escrito en: positividad tóxica psicología entrevista Podcast de El Siglo de Durango Durango personas, persona, muchas, incluso

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