
Las franquicias que se fueron: la huella económica y emocional que dejaron en Durango
Durante los últimos años, Durango ha visto cerrar las puertas de múltiples franquicias, desde grandes cadenas internacionales hasta negocios de mediana escala. Algunas se marcharon en silencio, otras dejaron un vacío en la rutina de los duranguenses.
En conjunto, reflejan un cambio en los hábitos de consumo, la presión de la economía local y los retos de mantener una marca foránea en una ciudad donde el mercado no siempre alcanza para todos.
Cuando el brillo se apaga
La historia más recordada es la de Applebee’s, que durante años fue símbolo de lo “aspiracional” en Durango: un lugar para celebrar cumpleaños, cenas familiares o simplemente sentirse parte de algo distinto. Sin embargo, el restaurante cerró después de años de altibajos en ventas y problemas de operación, dejando un hueco que ningún otro local ha logrado llenar del todo.
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A la lista se suman nombres como Salad’s, Dairy Queen, Nutrisa, Pastelerías Esperanza, Caféíno, Famsa y Sanborns, además de Citicinemas, que recientemente bajó sus cortinas tras una década de operación. Aunque cada cierre tuvo sus propias causas, todos comparten un denominador común: una economía local más ajustada, el alza de rentas comerciales y un público cada vez más selectivo.
La economía detrás del adiós
De acuerdo con estimaciones de cámaras empresariales, Durango ha perdido al menos una docena de franquicias desde 2010. En muchos casos, el motivo no fue la falta de clientela, sino los altos costos de operación y las bajas ventas por temporada.
El auge del delivery, los cambios de hábitos tras la pandemia y el aumento en los precios de insumos también afectaron la rentabilidad de marcas que antes parecían invencibles. En contraste, las franquicias locales o los negocios familiares —más pequeños, pero con una estructura de gastos flexible— lograron resistir mejor los últimos años.
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Nostalgia y memoria colectiva
Cada cierre dejó algo más que un local vacío: una parte del paisaje urbano y de los recuerdos de los duranguenses. Applebee’s fue escenario de primeras citas, mientras Caféíno se volvió punto de reunión para universitarios; Famsa marcó la historia del crédito popular y Sanborns era sinónimo de libros, café y regalos.
Más que una lista de cierres, se trata de un reflejo del pulso económico y emocional de la ciudad: los lugares que se fueron contaron, a su manera, la historia de un Durango que cambia, se adapta y a veces extraña lo que ya no está.