‘Me acordé sin querer’, la mirada crítica de Jesús Manuel Sánchez Ortega a lo cotidiano
La transformación del entorno urbano y su impacto en la infancia y la colectividad es el eje central de ‘Me acordé sin querer’, la más reciente exposición individual del artista duranguense Jesús Manuel Sánchez Ortega, en donde a través de técnicas mixtas y elementos de la vida diaria, el pintor plantea una reflexión visual sobre la lucha por sobrevivir y resistir en contextos adversos: “Creo que esta es mi exposición más importante y más sincera”, expresa, convencido del papel que debe asumir el arte frente a lo social.
Con apenas 24 años, Jesús Manuel presenta una serie de piezas cuya temática es descrita por su el propio autor como “Mamá está trabajando”, con un conjunto que incluye seis pinturas, seis intervenciones sobre placas de ruta y dos instalaciones. En estas mismas, el artista utiliza metáforas visuales, como la presencia de perros y el uso de tapetes, para explorar el desarrollo individual en escenarios sociales complejos.
Las ideas tras esta muestra artística
Las placas de camiones de la ruta roja, intervenidas con rótulos populares, ocupan un lugar central en su propuesta, en donde lejos de ser un recurso decorativo, estos textos contienen una carga simbólica potente que habla de la fe, la identidad barrial y los códigos visuales que rigen la vida callejera en Durango: “El rótulo tiene una intención filosófica sobre la vida en las calles, aunque no siempre tenga una técnica depurada”, sostiene.
En cuanto a las técnicas, el pintor combina óleo sobre panel de madera con acrílico, lona y papel. Esta diversidad no responde solo a una búsqueda estética, sino a una necesidad discursiva, cada soporte ofrece una textura que refuerza el mensaje político y emocional que sostiene la muestra: “Toda pintura es un discurso político, y como pintor hay que tener una responsabilidad con el discurso propio”, destaca, definiendo su trabajo como “un retrato de una mente” en medio de la carencia, la adaptación y la resistencia.
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La obra, desde la intimidad de su autor
Para Sánchez Ortega, esta es su entrega más honesta y crítica. Tras años de crear obra orientada al mercado, decidió comprometerse con un discurso más directo, donde las preocupaciones sociales y culturales se expresan sin filtros ni concesiones: “Antes pintaba con intención comercial, pero ahora quiero un discurso más sincero.”
Este cambio marca un giro profundo en su trayectoria. Con cada nueva obra, consolida una narrativa que se aleja de lo comercial para sumarse a un arte con carga social, donde cada elemento visual es testimonio de una sensibilidad consciente y combativa. En ese tránsito, reafirma su convicción: “El arte no puede ser indiferente. Tiene que incomodar, observar y responsabilizarse de lo que refleja.”
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