
Nepomucena Alcalde: el primer caso de una mujer condenada por asesinato en Durango
En 1835, la ciudad de Durango fue escenario de uno de los procesos judiciales más escandalosos del siglo XIX; el asesinato de José María Delgado, esposo de Doña Juana Nepomucena Alcalde. El crimen, ocurrido en el domicilio conyugal, desató una ola de rumores y tensiones vecinales que rápidamente escalaron a juicio formal. La causa penal se centró en la presunta administración de arsénico como método de envenenamiento, aunque las pruebas directas nunca fueron concluyentes.
La acusación contra Nepomucena Alcalde se sostuvo en testimonios circunstanciales, observaciones domésticas y prejuicios sociales, más que en evidencia forense. El caso adquirió notoriedad no solo por la naturaleza del crimen, sino por el perfil de la acusada, siendo una mujer instruida, de posición acomodada, y capaz de articular una defensa jurídica sofisticada. Su abogado, el licenciado José Fernando Ramírez, desmontó los argumentos acusatorios con alegatos que marcaron un precedente en la historia judicial mexicana.
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¿Por qué Nepomucena envenenó a su esposo?
Según los testimonios recabados durante el proceso, el matrimonio entre Nepomucena y Delgado estaba marcado por tensiones domésticas, celos y episodios de violencia. Algunos vecinos declararon haber escuchado discusiones frecuentes, mientras que otros señalaron comportamientos erráticos del esposo, lo que alimentó la hipótesis de un entorno hostil. La fiscalía sostuvo que Nepomucena, harta de los maltratos y deseosa de recuperar autonomía, habría decidido envenenar a su marido con arsénico, sustancia que en esa época era accesible como remedio o pesticida.
Al momento de su arresto, Nepomucena mostró serenidad y firmeza, y no hubo ni confesiones ni señales de arrepentimiento, lo que desconcertó a los jueces y alimentó el juicio social paralelo. Su actitud fue interpretada por algunos como frialdad, y por otros como dignidad ante una acusación infundada. Desde el inicio, se negó a aceptar culpabilidad y confió en la estrategia jurídica de Ramírez, quien construyó una defensa basada en la falta de pruebas directas, la ambigüedad de los testimonios y la reputación de su clienta como mujer instruida y respetada.
¿Cuál fue la condena que recibió Doña Nepomucena?
Tras meses de alegatos, contrainterrogatorios y presión social, Doña Nepomucena Alcalde fue condenada a diez años de prisión por el asesinato de su esposo. La resolución, aunque severa, reflejaba la ambigüedad probatoria del caso y la influencia de una justicia que oscilaba entre el rigor legal y el juicio moral. La defensa de José Fernando Ramírez logró evitar la pena capital, lo que consolidó su prestigio como jurista y defensor de causas complejas.
Tras cumplir su condena, Nepomucena desapareció del registro público, pues no hay evidencia de que haya retomado vínculos familiares ni de que haya vuelto a figurar en la vida social de Durango. Su rastro se perdió totalmente, y eso ha alimentado el carácter enigmático del caso. Algunos estudios sugieren que pudo haberse trasladado a otra región o vivir bajo discreción para evitar el estigma. En los archivos, en los alegatos y en la memoria jurídica de México, su nombre persiste como el de una mujer que enfrentó sola el peso de una acusación, y que obligó al sistema a mirarse en el espejo de sus propias fisuras.
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